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El libro El Ascenso y Desarrollo del Cisma Anglicano refuta la posición de los cismáticos radicales, que dice: nunca está permitido recibir un sacramento de un sacerdote que sostenga una posición herética
vaticanocatolico.com
Hno. Pedro Dimond
Publicado originalmente en inglés el 1 de febrero de 2008
El sacerdote jesuita, beato Edmund Campion, fue mártirizado durante el cisma anglicano
The Rise and Growth of the Anglican Schism, o sea El Ascenso y Desarrollo del Cisma Anglicano, es uno de los libros más famosos que se ha escrito sobre el cisma anglicano originado por el rey Enrique VIII. Publicado con treinta ediciones, en varios países e idiomas. El autor del libro fue un sacerdote católico, el Dr. Rev. Nicholas Sander (1530-1581), que fue contemporáneo de los acontecimientos. El P. Sander asistió el Concilio de Trento como teólogo. Según The Catholic Encyclopedia (vol. 13, 1912, pp. 435-436), el P. Sander era considerado “prácticamente el líder principal católico inglés” a mediados del siglo XVI. El P. Sander murió antes de poder terminar su libro, pero las secciones finales fueron concluidas por otro sacerdote, el P. Edward Rishton del colegio de Brasenose de la Universidad de Oxford. Como señala The Catholic Encyclopedia, el P. Rishton fue un sacerdote misionero del famoso seminario de Douai. La razón de por qué esto es interesante se muestra a continuación.
Más abajo hay una cita del libro El Ascenso y Desarrollo del Cisma Anglicano que arroja algo de luz sobre el tema de recibir los sacramentos de sacerdotes que, de alguna manera, son herejes. Esta cita viene de la sección escrita por el P. Rishton. El P. Rishton incluso fue “procesado y condenado a muerte, junto con el beato Edmund Campion y otros, el 20 de noviembre de 1581, pero no fue ejecutado, quedándose en prisión” (The Catholic Encyclopedia, vol. 13, 1912, pp. 435-436). Esta cita tiene un interés especial para nuestro propósito, porque los acontecimientos del cisma anglicano, con su revolución litúrgica y demás, son en cierta manera similar a lo que estamos pasando en esta apostasía del Vaticano II.
Hablando de los decretos que fueron emitidos por la herética reina Isabel de Inglaterra, que intentó forzar a los católicos a aceptar una nueva misa y enseñanzas heréticas, el P. Rishton resume:
Hay una cantidad de cosas importantes que se deben considerar en esta cita. En primer lugar, el lector debe quedarse sorprendido de cómo esta cita se asemeja al periodo post-Vaticano II con la Nueva Misa y los sacerdotes indultos[1]. Se podría describir con las mismas palabras lo que ha ocurrido con los sacerdotes indultos en las últimas décadas recientes, sin embargo, ¡se trata de la Inglaterra protestante del siglo XVI! El paralelo es asombroso. En segundo lugar, nótese que el P. Rishton considera ser una participación de la mesa de los demonios el recibir el pan de la nueva “misa” inglesa que se había introducido en las iglesias de Inglaterra (la cena calvinista). Lo que él describe sería equivalente a ir a una nueva misa de hoy en día. Obviamente él consideraba que ir ahí era gravemente malo.
Ahora bien, obsérvese que el P. Rishton indica que es “triste” que algunos de estos sacerdotes comprometidos les dieran a las personas “menos cuidadosas de la fe el pan preparado para ellos, según el rito herético” mientras al mismo tiempo les daban la comunión a “católicos… según el rito de la Iglesia”. Nótese que él señala que las personas recibían la comunión según el rito tradicional, pero la recibían de un sacerdote que celebraba ambos ritos (es decir, de un hereje transigente), ¡porque eran más cuidadosas de la fe! Piénsese en el significado de este punto con la cuestión que estamos ahora discutiendo. El P. Rishton obviamente no condena a estas personas como herejes por recibir la comunión de un sacerdote hereje; porque él reconoce que ellos no estaban de acuerdo con el hereje ni recibían el pan inválido que les daba a los otros.
Recuerde, según lo que dicen ciertos cismáticos radicales, es mortalmente pecaminoso y herético la posición que nosotros enunciamos, esto es, que se puede recibir los sacramentos de ciertos sacerdotes no sedevacantistas que sostienen opiniones heréticas pero que no son notorios o impositivos en sus herejías (y con tal que no se le apoye). ¿Acaso este sacerdote católico del siglo XVI (P. Rishton) lo creía que era mortalmente pecaminoso y herético? Evidentemente que no. Él fue más allá. Si bien él ciertamente condenó ir a la nueva misa inglesa, es obvio que él ni siquiera consideraba como herejes a esas personas que estaban recibiendo los sacramentos (del rito tradicional) de sacerdotes que también utilizaban el rito herético de la “misa” y eran ellos mismos unos herejes que se comprometieron con la reina apóstata. Por lo tanto, los cismáticos radicales – que condenan como herética nuestro punto de vista cuidadosamente analizado – tendrían que condenar de hereje “manifiesto” y “notorio” a este famoso sacerdote misionero católico y autor. Piénsese en ello. ¿Es realmente posible que este sacerdote fuera un hereje? No. ¿Es probable que su juicio fuese un compromiso horrible o una desviación enorme de lo que sostenía la mayoría de los sacerdotes de la época? No. Esto debería mostrarnos cómo los católicos de aquella época veían las cosas. Ellos eran razonables. Ellos sabían distinguir. Ellos reconocían el espíritu de la ley con respecto a tales cuestiones. El espíritu de la ley siempre entra en juego cuando se trata de cómo manejar estos asuntos. No así en el caso de los dogmas, que siempre deben ser respetados y creídos a la letra.
Estos sacerdotes católicos reconocían que, en tiempos de necesidades y crisis, ciertas cosas se pueden hacer para el mayor bien y ventaja espiritual de las almas – que normalmente no se harían – mientras la fe no esté comprometida. Ellos reconocieron que al recibir un sacramento de un sacerdote herético no es aprobar las herejías o transigencias personales de ese sacerdote, a menos que ese sacerdote se las imponga, o a menos que usted lo apoye en sus herejías, o a menos que las opiniones heréticas de ese sacerdote se vuelvan notorias. Estos sacerdotes católicos reconocían que los sacramentos son poderosos; que Dios quiere que las personas los reciban, si ellos pueden recibirlas de una manera aceptable sin ninguna negación de la fe. Ellos reconocieron que esos católicos que acudían a estos sacerdotes comprometidos durante ese periodo terrible bajo la reina Isabel, no habrían ido a dichos sacerdotes si tuviesen otra opción. Para los cismáticos radicales, que maliciosamente condenan nuestro punto de vista sobre este asunto, es mejor que se la piensen otra vez; puesto que están equivocados y van en camino al abismo. Esto es así porque al condenar como herejes a personas que no lo son, es ser un cismático.
↑ [1] La palabra “indulto” es un término usado en el derecho canónico que se refiere a un permiso de hacer algo que por el contrario estaría prohibido. Cuando la Nueva Misa de Pablo VI reemplazó la misa tridentina en 1969, la “Santa Sede” les concedió a algunos sacerdotes el permiso de celebrar la antigua liturgia. Como había sacerdotes ancianos que no estaban obligados a adoptar la Nueva Misa, en 1971, el Antipapa Pablo VI concedió un “indulto” que permitió las celebraciones ocasionales de la misa en latín en Inglaterra y Gales. Este término fue más común en los países habla inglesa.
Para regresar a los otros temas: ¿Puede uno recibir los sacramentos en estos tiempos difíciles?
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