El monasterio benedictino (FSSPX) del P. Cipriano: herético y sectario

Gracias por su pregunta. El monasterio básicamente es un monasterio de la FSSPX. Muchos de los monjes estudian en un seminario de la FSSPX en Winona, Montana. Ellos aceptan a Benedicto XVI como el Papa, y sostienen que Mons. Lefebvre (quien creyó que las almas se pueden salvar en cualquier religión) fue una columna de ortodoxia.

Arzobispo Marcel Lefebvre, Against the Heresies (Contra las herejías), p. 216: “Evidentemente, se debe hacer ciertas distinciones. Las almas se pueden salvar en una religión distinta de la religión católica (protestantismo, islam, budismo, etc.), pero no por esa religión”.

Desafortunadamente sus posiciones no son de la verdadera fe, y el fundador de su monasterio, el P. Cipriano, es un hereje. Aquí esta lo que escribió en su boletín de noticias del otoño de 2005:

Cipriano, boletín de noticias, otoño de 2005: “Celebramos el aniversario centenario del nacimiento del Arzobispo Marcel Lefebvre en este 29 de noviembre y le agradecemos a Dios por darnos a este gran santo como nuestra guía infalible, especialmente para el establecimiento firme de este monasterio”.

El P. Cipriano dice que Mons. Lefebvre (un obispo totalmente independiente) ¡era su “guía infalible”! Esto es algo de sectas. Ni siquiera un Papa es infalible en todo lo que hace, sino únicamente cuando invoca su autoridad magisterial. ¡Pero el P. Cipriano dice que Mons. Lefebvre fue una guía “infalible”! Esto es pura herejía y hasta se podría decir que es idolatría.

¿Tienen muchas cosas externas en su monasterio? Absolutamente. ¿Dan la apariencia de una tremenda devoción a Dios y de una vocación monástica? Sí. Como muchos “tradicionalistas” solo les importan las exterioridades, y no valoran realmente la fe, tan pronto como reciben un folleto de un grupo como este –lleno de fotos con los monjes ocupados en actividades santas– muchos de ellos se dejan llevar por eso. Ellos inmediatamente concluyen que deben ser de Dios. ¿Qué importa cuáles posiciones tengan de “cosas insignificantes” de si Benedicto XVI es el papa o si los no católicos se pueden salvar? ¿Qué importa?: “¡Miren el lindo arreglo monástico, su programación ordenada, y sus hábitos benedictinos finos!”.

Las personas de mala voluntad, que no les importa en verdad la fe de Jesucristo, se dejan llevar por lo externo. Esta es una razón por la qué la FSSPX ha acumulado tantos seguidores. Así fue como la secta homosexual, la Sociedad de San Juan, pudo ganarse tanto apoyo en tan poco tiempo: aparecían ser muy dedicados en sus bonitas sotanas y sus cantos en latín bien sonantes, y sin embargo, por debajo de todo era un lote de perversos indecibles.

Ahora bien, no estamos diciendo que sean espiritualmente falsos todos aquellos que aparezcan exteriormente como devotos y tradicionales. Sino más bien, lo que estamos afirmando es que si un individuo tiene la apariencia externa de ser alguien que se dedica a la verdadera fe, pero continua obstinadamente en sus posiciones en desacuerdo con esta fe, entonces él o ella son en definitiva de mala voluntad e insinceros, no importando qué tan devotos puedan parecer.

Como lo hemos señalado en repetidas veces, y como se ilustra tan claramente en el caso de la Sociedad de San Juan, las apariencias/exterioridades son una cosa y pueden ser engañosas, pero cosa distinta es la sinceridad, la verdadera devoción interior y guardar la verdadera fe en el interior que es inherente en el alma de uno.

San Alfonso (c. 1760): “Para los hombres es tanto mayor el precio de las obras cuanto mayor es el trabajo que se emplea en ellas; pero delante de Dios las obras tienen tanto mayor precio cuanto más pura es la intención con que se hacen; porque, como dice la Escritura, los hombres miran tan solo las obras externas, pero Dios mira el corazón…”. (La verdadera Esposa de Jesucristo, Tomo II, p. 223)

Hace un tiempo atrás publicamos un enlace sobre un convento de monjas del novus ordo que rezaban para que los judíos siguieran siendo judíos. (https://www.beliefnet.com/story/16/story_1675_1.html) Como ellas no quieren que los judíos crean en Cristo y en la fe católica –sino que permanezcan como judíos– es obvio que estas monjas son apóstatas. Se encuentran en el camino a la perdición y no tienen ninguna fe en Cristo. Sin embargo, ellas gastan mucho de su día en silencio y su convento no tiene calefacción. Sin duda ellas se consideran como católicas devotas y quizás unas ascéticas extraordinarias, mientras que la realidad es que ellas rechazan por completo a Dios y van en camino al infierno. Esto nos demuestra que sin la fe, es imposible agradar a Dios (Heb. 11, 6) – no importa cuántos actos de religión, devoción y supererogación uno pretende lograr.

Algunos de los herejes más perniciosos en la historia de la Iglesia han engañado a sus víctimas con sus exterioridades y ascetismos aparentes. Arrio, por ejemplo, fue capaz de convencer a muchos de esta manera. Este es un punto clave. Uno bien puede ocuparse con muchas actividades, incluyendo algunas religiosas, pero si la intención no es pura (es decir, para Dios y la salvación de las almas), y si no está presente la plena fe católica, todo eso no vale para nada. Uno puede durar muchas horas al día en oración y en obras religiosas; pero si, por ejemplo, la persona cree que Juan Pablo II fue católico después de ver su apostasía, entonces esa devoción de tal persona es en vano. Esto se debe a que la persona no cree verdaderamente en Dios. En su caso, sus obras son falsas. Solo sirven para sentirlo élite y superior, pero no cree que sean necesarias.

No importa cuánto tiempo y esfuerzo dedique el hombre, si no odia el mal, sus esfuerzos no valen nada. Si él no les puede decir a las personas la verdad completa, aunque gaste mucho tiempo publicando escritos, dando charlas, viajando o trabajando en materias católicas, todo ello no tiene ningún valor. Si se niega a creer lo que Dios ha revelado simplemente porque no lo acepta –por ejemplo, que todos los que mueren como no católicos no pueden salvarse– entonces sus esfuerzos no valen nada. Esto es precisamente lo que se nos enseña en la historia del rechazo de Dios a Saúl.

1 Reyes 15, 22-23: “Dijo entonces Samuel: ¿No quiere mejor el Señor la obediencia a sus mandatos que no los holocaustos y las víctimas? La obediencia vale más que los sacrificios. Y mejor escuchar que ofrecer el sebo de los carneros. Porque el desobedecer al Señor, es como un pecado de rebelión como la superstición, y la resistencia como la idolatría. Pues que tú has rechazado el mandato del Señor, Él te rechaza también a ti como rey”.

Este pasaje de la Escritura no trata de la obediencia a una autoridad reputada en la Iglesia; sino que concierne de la obediencia a la Palabra de Dios: tener fe en su palabra revelada. Y esta amonestación estremecedora en 1 Reyes 15 fue hecha por el profeta Samuel al rey Saúl, quien había ofrecido sacrificio en violación directa a la palabra de Dios. Saúl intentó agradar a Dios con sus sacrificios, mientras que al mismo tiempo quebrantaba la palabra hablada de Dios. Como resultado, el sacrificio del rey Saúl fue rechazado completamente por Dios; y Saúl mismo fue abandonado por el Señor.

¿Qué hay de los otros monjes bajo el P. Cipriano? ¿También son herejes? Todo depende de si tienen o no los mismos sentimientos que el P. Cipriano. Si ellos creen que Mons. Lefebvre, un obispo totalmente independiente, es una guía “infalible”… si ellos creen que Lefebvre estuvo correcto al enseñar que las almas se pueden salvar en otras religiones una vez que esto se les haya señalado… si ellos están de acuerdo en que no hay problema en rechazar las “canonizaciones” del hombre que ellos consideran ser el papa, así como la FSSPX… si ellos creen que Juan Pablo II fue católico después de ser informados de su apostasía… entonces, sí, ellos son herejes así como el P. Cipriano. Me temo que muchos de ellos defenderían obstinadamente estas cosas, especialmente la enseñanza herética de Lefebvre con respecto a la salvación, incluso después de que se les haya señalado (y que es una contradicción clara del dogma católico).

Una horrible señal fue el hecho de que cuando murió el adorador de víboras, bendecidor del vudú, el que besaba el Corán, el apóstata Juan Pablo II, los “monjes” de Nuevo México bajo el P. Cipriano celebraron una Misa réquiem por él. Ellos celebraron un réquiem para un hombre que rechazó a Jesucristo y toda la vida monástica como insignificantes. Por tal acción, ellos estaban indicando que uno puede rechazar como insignificantes toda la vida monástica y a Jesucristo mismo –como lo hizo Juan Pablo II– y aún poder alcanzar el cielo. Si tuvieran alguna devoción hacia Cristo, ellos tendrían un gran problema en celebrar una Misa réquiem por el apóstata Juan Pablo II. Aquellos que estuvieron consientes de las actividades de Juan Pablo II, y no tuvieron ningún problema con la Misa réquiem, son igual de farsantes.

Incluso aquellos que no estén de acuerdo con la posición del P. Cipriano, que probablemente son unos pocos, están en el grave peligro de embeber las posiciones cismáticas y heréticas de la FSSPX siempre que se mantengan rodeados con herejes en el monasterio. Obviamente esta es la razón por la qué los católicos no pueden apoyar ni entrar a este monasterio, que ni siquiera defiende las posiciones en línea con la verdadera fe católica. Desafortunadamente, este monasterio defiende aquellas posiciones que son heréticas (que las almas pueden salvarse en otras religiones), que son cismáticas (que uno puede rechazar la jerarquía que uno reconoce como la jerarquía católica) y son enemigos de la verdadera fe en Dios (diciendo que fue “infalible” el independiente obispo Lefebvre).