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Quanto conficiamur moerore
El Papa Pío IX habló nuevamente de la ignorancia invencible siete años después en su encíclica Quanto conficiamur moerore del 10 de agosto de 1863. Quanto conficiamur moerore no reúne los requisitos de la infalibilidad, puesto que se trata sólo de una encíclica dirigida sólo a los obispos de Italia[1].
En primer lugar, nótese que el Papa Pío IX condena específicamente la idea de que los hombres “que viven en el error y ajenos a la verdadera fe” se pueden salvar. ¿Cuál, se puede saber, es la idea de salvación para los “invenciblemente ignorantes”? Pues, por supuesto, es la idea de que los hombres que viven en el error y ajenos de la verdadera fe se pueden salvar. Por tanto, es condenado el concepto mismo de la salvación para el “invenciblemente ignorante” como MUY CONTRARIO A LA ENSEÑANZA CATÓLICA en este mismo documento del Papa Pío IX.
En segundo lugar, nótese de nuevo que el Papa Pío IX no dice en ninguna parte que el invenciblemente ignorante se puede salvar donde está. Él, más bien, está reiterando que los ignorantes, si cooperan con la gracia de Dios, guardan la ley natural y responden al llamado de Dios, pueden, por “la operación de la virtud de la luz divina y de la gracia” de Dios [iluminados por la verdad del Evangelio] alcanzar la vida eterna, ya que Dios ciertamente traerá a todos sus elegidos al conocimiento de la verdad y a la Iglesia por el bautismo. De acuerdo con la definición específica de la Sagrada Escritura, “la luz divina” es la verdad del Evangelio de Jesucristo (la fe católica), que elimina la ignorancia de las tinieblas.
Por lo tanto, no debemos interpretar las palabras de Pío IX en Quanto conficiamur moerore sobre los ignorantes de buena voluntad siendo salvos por recibir “la luz divina y la gracia” en contra de su verdadero significado bíblico y tradicional: que la divina luz y la gracia es recibida por oír el Evangelio, creer en él y recibir el bautismo. Por siguiente, en Quanto conficiamur moerore, Pío IX dice que la persona sincera, de buena voluntad, que es ignorante de la fe será “iluminada” por recibir la “luz divina” (oír el Evangelio) y entrará en la Iglesia católica para que pueda salvarse.
Me doy cuenta que el Papa Pío IX no fue tan claro como podría haber sido en la segunda parte de Quanto conficiamur moerore. Los herejes han tenido un día de campo con ella, porque piensan que pueden explotar su redacción para favorecer su herejía de que hay salvación fuera la Iglesia. Si el Papa Pío IX hubiera repetido fuertemente las previas definiciones de los Papas, evitando una redacción débil de sus palabras, él habría evitado el peligro de que los modernistas tergiversen sus palabras. Este intento de tergiversar sus palabras es una vergüenza, porque casi todas sus declaraciones sobre este tema afirman sin ambigüedad el dogma de la Iglesia, esto es, que los herejes no se pueden salvar.
Nótese de nuevo que está condenado aquí el concepto de salvación para el “ignorante invencible”. El concepto de salvación para el “ignorante invencible”, como es mantenido por casi todos que lo defienden hoy, es que algunos hombres – incluyendo a los que observan religiones no católicas – pueden encontrar y llegar a la salvación en esas religiones porque ellos no tienen “culpa alguna”. Pero esto es herético y fue condenado en el Índice de Errores arriba citado del mismo Papa Pío IX.
El P. Miguel Muller, C.SS.R., fue un sacerdote católico que vivió en la época del Papa Pío IX. Él escribió un famoso libro titulado El Dogma Católico en el que defendió la enseñanza de la Iglesia de que una persona que es “invenciblemente ignorante” de la fe no puede salvarse. También defendió el verdadero sentido de la enseñanza del Papa Pío IX sobre este tema.
En estas líneas bien escritas vemos afirmado el dogma católico. La ignorancia invencible nunca puede salvar a un hombre; los que son invenciblemente ignorantes, si se esfuerzan por hacer todo lo posible y son de buena voluntad, serán iluminados de la fe católica por Dios “ya sea por medios naturales o sobrenaturales”; el P. Muller confirma que el Papa Pío IX no estaba enseñando la herejía de que la ignorancia invencible justifica y salva, sino que un alma en tal estado – que está de buena voluntad y sigue la ley natural – será iluminada por Dios acerca de la fe católica para que se pueda salvar. De hecho, el P. Muller, al reproducir las palabras del Papa Pío IX en Quanto conficiamut moerore muestra con más claridad la verdadera intención del Papa.
Si bien está claro que estos documentos del Papa Pío IX no enseñan que la “ignorancia invencible” pueda salvar a alguien, como el P. Muller confirma, este no es el problema principal en lo que respecta a este tema extremadamente importante de la necesidad de la Iglesia católica para la salvación. La cuestión principal se refiere a lo que la Iglesia ha enseñado infaliblemente; no lo que el Papa Pío IX enseñó faliblemente. ¡Ambos documentos eran falibles, no dogmáticos, y podrían haber contenido error! Los herejes que creen en la salvación fuera de la Iglesia les gusta echar a la basura toda la enseñanza dogmática de la Iglesia sobre este tema y centrarse todo el tiempo en lo que ellos creen que el Papa Pío IX enseñó faliblemente. Ellos ignoran todas las definiciones dogmáticas (ya citadas en este documento), mientras que intentan explotar los dos documentos falibles del Papa Pío IX. ¡Ellos oponen sus propias interpretaciones erróneas sacadas de unas pocas líneas en un discurso de Pío IX a los cardenales y en una carta al clero de Italia, contra las definiciones dogmáticas del Cuarto Concilio de Letrán, el Papa Bonifacio VIII y el Concilio de Florencia! Esto es absolutamente absurdo y totalmente deshonesto. Un sacerdote lo expresó así:
La verdad es que si los liberales reconocen lo que se dice aquí, ellos se darían cuenta de que – aun cuando el Papa Pío IX hubiera enseñado lo que ellos pretenden (que no lo hizo) –, sus declaraciones no eran infalibles y no tendrían ningún peso en comparación con las definiciones dogmáticas sobre el tema. Pero no les importa eso, porque, como un sacerdote que cree en la salvación fuera de la Iglesia me dijo: “Me gusta lo que dijo el Papa Pío IX”. Sí, le gusta lo que él piensa que dijo Pío IX, y no le gusta lo que Dios ha dicho a través de las declaraciones infalibles de la Iglesia.
En conclusión de lo anterior, se puede decir que quienes insisten obstinadamente en la salvación de los “ignorantes invencibles” – mientras ignoran estos hechos, y citan obstinadamente a Pío IX para intentar demostrarla – rechazan simplemente el dogma a favor de sus propias interpretaciones artificiales de declaraciones falibles; interpretaciones que los llevan a conclusiones que fueron condenadas de forma explícita por el mismo Papa Pío IX. Por lo tanto, estas personas “eligen” sus ideas heréticas por sobre el dogma católico – herejía, en griego significa “elección” – y al hacerlo demuestran su mala voluntad y de hecho se burlan de Dios. Esas personas no tienen fe verdadera; no poseen el don de la aceptación de la revelación sobrenatural de Dios; afirman que Jesucristo no es lo suficientemente importante como para que todos los mayores del uso de la razón deban conocerlo para salvarse, y quieren la verdad a su manera.
[2] The Papal Encyclicals, vol. 1 (1740‐1878), p. 370.
[3] Denzinger 1791.
[4] The Papal Encyclicals, vol. 1 (1740‐1878), p. 297 and nota 4.
[5] The Papal Encyclicals, vol. 1 (1740‐1878), p. 289.
[6] Denzinger 1716.
[7] P. Michael Muller, C.SS.R., The Catholic Dogma, New York: Benziger Bros., 1888, pp. 217‐218.
[8] P. Leonard Feeney, Bread of Life, Cambridge, MA: St. Benedict Center, 1952, p. 53.
[9] The Sunday Sermons of the Great Fathers, vol. 1, p. 42.
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