Sacerdote es condendo al infierno por negar el dogma católico de la salvación

El P. Martín Stepanich, un sacerdote que se dice es tradicionalista, murió hace algunos días. Como lo discutimos en nuestro video Sacerdotes sedevacantistas que niegan el dogma de la salvación, Martín Stepanich era abierto y obstinado defensor de la herejía de que las almas pueden salvarse las en falsas religiones y en el “bautismo de deseo”. Como casi todos los demás sacerdotes, él creía que las almas se pueden salvar en cualquier religión sin la fe católica. Él obstinadamente rechazó el dogma católico y fue un hereje, y como murió siendo un hereje, fue al infierno. Él no creía más en Jesucristo o en su necesidad que el Dalai Lama. Vestía de sotana y pretendía ser un católico, pero no tenía ni una pizca de la fe apostólica. Stepanich no sólo creía que las almas se pueden salvar en cualquier religión; también se empeñó en atacar la enseñanza de Jesucristo sobre la necesidad del sacramento del bautismo. Por supuesto, él hizo esto con argumentos que han sido refutados completamente. Fue un hombre realmente malvado. He aquí una cita de este hereje, que sin duda alguna fue un mentiroso mortalmente pecaminoso. Él declaró que los católicos que fielmente creen en la necesidad de la fe católica y el bautismo para la salvación, están:

“Increíblemente afirmando que todos aquellos que no son miembros formales y visibles de la Iglesia, esto es, todos los protestantes, todos los ortodoxos, todos los judíos, todos los musulmanes, todos los paganos de toda clase, color o nacionalidad, están excluidos automáticamente de la salvación eterna. Pero esto es algo que la Iglesia nunca enseñó ni nunca enseñará” (P. Martín Stepanich).

Por lo tanto, él dice que la Iglesia nunca enseñó que todos los no católicos no se pueden salvar sin la fe católica. No obstante, esto fue exactamente lo que la Iglesia ha enseñado. Como podemos ver aquí, es un dogma infaliblemente definido que todos los que mueren sin la fe católica se condenarán. Esto incluye a todos los paganos, herejes, cismáticos, judíos, etc. Por eso ellos necesitan convertirse. Nótese cómo Stepanich directamente niega y miente abiertamente acerca de la enseñanza de la Iglesia. Él afirma que la Iglesia “nunca enseñó ni nunca enseñará” lo que ha enseñado infaliblemente. Incluso si dejamos de lado el aspecto herético de lo que él está diciendo, él les está mintiendo descaradamente a las personas. Él dice algo que se puede demostrar que es falso. Esto es, que la Iglesia “nunca enseñó” aquello que ella de hecho ha enseñado. Desde cualquier punto de vista esto es un pecado mortal. Es una mentira. Él fue un pecador público y un mentiroso, por no mencionar un hereje.

Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, “Cantate Domino”, 1441, ex cathedra: “[La Iglesia] Firmemente cree, profesa y predica que nadie que no esté dentro de la Iglesia católica, no sólo los paganos, sino también judíos o herejes y cismáticos, puede hacerse partícipe de la vida eterna, sino que irá al fuego eterno que está aparejado para el diablo y sus ángeles (Mt. 25, 41), a no ser que antes de su muerte se uniere con ella; y que es de tanto precio la unidad en el cuerpo de la Iglesia que sólo a quienes en él permanecen les aprovechan para su salvación los sacramentos y producen premios eternos los ayunos, limosnas y demás oficios de piedad y ejercicios de la milicia cristiana. Y que nadie, por más limosnas que hiciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia católica”.

Bien, ahora que el P. Martín Stepanich está muerto, él sabe la verdad: él estuvo equivocado. Él rechazó la enseñanza de la Iglesia; arremetió en contra del bautismo de Cristo; persiguió a N. S. Jesucristo al atacar su verdad; y fue un apóstata que desde hace mucho tiempo había perdido la gracia de la fe sobrenatural en el Hijo de Dios y su verdad a causa de sus pecados mortales y su mala voluntad. Y fueron justamente los herejes como él quienes facilitaron la gran apostasía del Vaticano II. Y puesto que ahora sabe la verdad porque ya ha sido juzgado, es demasiado tarde para Stepanich. Él murió como un hereje, fue condenado, y está en el infierno. No hay duda de esto. De hecho, si tal hereje que obstinada y públicamente rechazó y se opuso a la enseñanza católica definida sobre la necesidad de la fe para la salvación, se pudiera salvar – y ciertamente no puede – entonces ningún dogma tiene nada de importancia en absoluto. Por otra parte, todos aquellos que han elogiado a este fallecido y condenado hereje despreciable (como lo han hecho varios “falsos tradicionalistas” malvados) igualmente se confirman estar en el camino al infierno. Son unos sinvergüenzas. A menos que ocurra una conversión extraordinaria, ellos se alinearán con él, junto con los eternamente desdichados, en el Juicio universal – como enemigos de N. S. Jesucristo, enemigos de su dogma, enemigos de su bautismo, y enemigos de la necesidad de creer en Él para la salvación. Y si algunas personas creen que lo que digo es demasiado duro, que no puedo decir que él está en el infierno, simplemente carecen de la fe apostólica. Es por eso que es sumamente importante este versículo de la Sagrada Escritura.

1 Juan 4, 6: “Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha; el que no es de Dios no nos escucha. Por aquí conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error”.

Aquellos que tienen la verdadera fe cristiana católica saben que las personas que claramente se apartan de la enseñanza católica no son de Dios. Las personas que dicen: “Pues, no podemos juzgar” o “no se sabe que fue de él” cuando se habla de alguien que claramente se apartó de la enseñanza católica, como lo hizo Stepanich, no tienen la fe apostólica. Alguien que tiene la fe, tiene la convicción, la certeza, que quien rechaza la verdad no es de Dios, y por lo tanto, está en camino al infierno. Es así que conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error. Aquellos que no nos escuchan, o no escuchan la enseñanza de la Iglesia, la verdad de Cristo, no son de Dios. Y por supuesto la primera condición para la salvación es guardar la regla de la recta fe. Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica; y el que no la guardare íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre.

Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, sesión 8, 22 de noviembre de 1439, ex cathedra: “Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica; y el que no la guardare íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre”. Primer Concilio Vaticano: “La primera salvación es guardar la regla de la recta fe”.

Ciertamente un individuo que no sólo negó abiertamente la fe, creyó que las almas se pueden salvar en cualquier religión, atacó la necesidad del bautismo de agua para la salvación, y mintió públicamente de lo que enseña la Iglesia, es lo más herético que hay. Sin lugar a dudas que está condenado. Me desearía que hubiese sido diferente, y no un hereje y se hubiese salvado, pero el hecho es que él sí fue un hereje. Estas cosas tienen importancia y cuando las personas se mueren ya se les acabó el tiempo. Por eso necesitan conformarse con la verdad y creer en la verdad mientras estén aquí en la tierra.