En el libro “Historia de las variaciones de las iglesias protestantes” (originalmente escrito en francés por monseñor Jacobo Benigno Bossuet y traducido al castellano por el padre Juan Diaz de Baeza), publicado en el año 1852, dice lo siguiente en la primera nota de la página 68:
“El autor traduce en francés estas palabras del Señor, que se leen en los Evangelistas, Hoc est corpus meum, Hic est sanguis meus; Ceci est mon corps, Ceci est mon sang. «ESTO es mi cuerpo, ESTO es mi sangre». Según el Diccionario de Treboux, verbo Ceci, hablando en francés con propiedad, no debería decirse Ceci est mon corps sino Cela est mon corps pero según el mismo Diccionario, esta locución Ceci est mon corps, Ceci est mon sang, está consagrada en francés precisamente para la traducción de estos dos pasajes del Evangelio, Hoc est corpus meum, Hic est sanguis meus. De todos modos las palabras Ceci y Cela son en francés pronombres demostrativos del género neutro, y de significación indeterminada o indefinida, como dice nuestro autor (Lib. II, núm. XXXI y XXXIV), y equivalen al pronombre demostrativo en castellano Esto.
Y como el P. Petite en la traducción de los Evangelios, el P. Scío [Biblia de Scío, año 1793] y el Sr. Amat [Biblia Torres Amat, año 1823], en la traducción de la Biblia y generalmente los españoles traducen siempre, «Este es mi cuerpo, Esta es mi sangre», usando el pronombre masculino y femenino, y no el neutro como el Ilmo. [Ilustrísimo] Bossuet, consulté el punto con mis apreciables amigos los Sres. D. Antonio María García Blanco, catedrático de lengua hebrea en esta universidad de Madrid, y D. Saturnino Lozano, catedrático de griego en la misma universidad; y de las notas por escrito que han tenido la bondad de remitirme sobre el particular, resulta que tanto en griego como en hebreo y siríaco, cuerpo y sangre son masculinos, y las palabras que en aquellas lenguas corresponden a los pronombres demostrativos latinos, Hoc, Hic, en estas dos proposiciones, Hoc est corpus meum, Hic est sanguis meus lo mismo pueden significar en hebreo y en siríaco, Esto, eso, aquesto[1], que Este, él, y aqueste; pero en griego siempre significan Esto. De consiguiente, según el hebreo y el siríaco se puede decir en castellano, Esto o Este es mi cuerpo, Esto o Esta es mi sangre; pero según el griego solo se puede decir: Esto es mi cuerpo, Esto es mi sangre; versión que adopta nuestro autor [francés] y su antiguo traductor.
Según el Ritual romano cuando al dar Viático a un enfermo, tiene el sacerdote en la mano el santísimo Sacramento, dice: Esto que yo ahora tengo en mis manos es el verdadero cuerpo de Nuestro Señor Jesucristo; y si estando ya presente el cuerpo del Redentor en el divino Sacramento, se puede decir con propiedad «Esto es el cuerpo de Jesucristo;» al pronunciarse la primera palabra de la institución de la Eucaristía, cuando todavía no está allí presente el cuerpo del Señor, también se podrá decir: «Esto es mi cuerpo».
A pesar de estas razones, y aunque yo respeto mucho el saber del autor, me ha parecido que no debía separarme de la traducción adoptada por los escritores castellanos; ya porque no la repugna el texto hebreo, ni el siríaco, y ya porque en castellano está bien dicho «Este es mi cuerpo, Esta es mi sangre;» porque en esta proposición «Este es mi cuerpo», el sujeto es Mi cuerpo, el Mi cuerpo, o el cuerpo mío porque lleva el artículo; y el atributo es, Es este, como diciendo: Mi cuerpo es este cuerpo, en cuyo sentido la proposición es verdadera. Pero no estaría bien dicho «Este es mi cuerpo» poniendo por sujeto a Este, y por atributo a Es mi cuerpo, de modo que fuese el sentido de la proposición: Este (cuerpo) es mi cuerpo, porque Este (cuerpo) no puede significar el cuerpo de Cristo que todavía no está allí, cuando solo se ha pronunciado la palabra Este con el verbo es; y si el pronombre recayera sobre el pan, y este con el pronombre fuera el sujeto de la proposición, y el atributo fuese Es mi cuerpo, el sentido sería: Este pan es mi cuerpo lo que es un error. En suma, en estas proposiciones castellanas se emplea la figura hipérbaton, en el régimen directo se diría: Mi cuerpo es este (cuerpo), Mi sangre es esta (sangre), proposiciones ambas verdaderas, así como también lo son colocadas las palabras en orden inverso o indirecto, Este es mi cuerpo, Esta es mi sangre, porque siendo en uno y otro régimen uno mismo el sujeto mi cuerpo, mi sangre, y uno mismo el atributo, es este, es esta en cualquiera parte de la proposición que estén colocados; el sentido en el régimen indirecto siempre es el mismo que en el régimen directo.
Otro tanto decimos con respecto al latín Hoc est corpus meum, Hic est sanguis meus, Corpus meum est hoc, Sanguis meus est hic (siendo hic pronombre no adverbio), todas estas proposiciones son verdaderas y su inteligencia no presenta ninguna dificultad, porque el régimen es, Corpus meum est hoc (nempe corpus), Sanguis meus est hic (nempe sanguis). El pronombre masculino hic que con el verbo es el atributo de la proposición, está determinado por el nombre sanguis, con quien concierta, y que es el sujeto de la proposición. También el pronombre neutro hoc, si se toma con el verbo por el atributo de la proposición, está determinado por el sujeto corpus; y si a causa de su terminación neutra, como el latín no tiene artículos que señalen el sujeto de las proposiciones, se le quiere tomar en esta como sujeto, expresará en ella una idea de cosa en general, de una cosa indeterminada, y esta cosa indeterminadamente por él significada, quedará determinada y contraída al cuerpo de Cristo, después que se enuncie el atributo est corpus meum y la proposición siempre resulta verdadera.”
Lo mismo hallará en otro libro publicado en 1855, titulado “Eucologio romano, o sea, Devocionario completo hispano-americano, para uso del feligrés instruido en los rezos y prácticas de los oficios divinos, compuesto y arreglado conforme al Misal Breviario y Ritual romano”. En la página 93, la fórmula de la consagración es traducida del latín al español diciendo: “Tomad y comed todos de él; PORQUE ESTE ES MI CUERPO”.
El padre Pío oficiando la misa católica tradicional
¿Cómo traducen Mateo 26, 26-28 las Biblias católicas tradicionales en español publicadas antes de 1958?
En 1925 se imprime la “Sagrada Biblia” (también conocida como Biblia Cristera) en El Paso, Texas, EE.UU., por Editorial La Revista Católica y Ignatian Society of Texas, que utiliza la Biblia Torres Amat como base haciendo una exhaustiva revisión. En su segunda edición, publicada en 1926, traduce Mateo 26, 26-28 como:
“Mientras estaba cenando, tomó Jesús el pan y lo bendijo y partió y dióselo a sus discípulos diciendo: Tomad y comed; ESTE es mi cuerpo. Y tomando el cáliz dio gracias, [le bendijo] y dióselo, diciendo: Bebed todos de él: Porque ESTA es mi sangre, [que será el sello] del nuevo testamento, la cual será derramada por muchos para remisión de los pecados”.
La Sagrada Biblia del padre Guillermo Jünemann (publicada en 1928) es “la única traducción castellana directa, de forma preferente, aun cuando no excluyente, de los textos en griego de ambos Testamentos, de acuerdo con el uso de la Iglesia primitiva. Y la más literal de todas las que existen en lengua castellana”[2]. Así tiene escrito Mateo 26, 26-28:
“Y, comiendo ellos, tomando Jesús pan y bendiciendo, partió, y, dando a los discípulos, dijo: «Tomad, comed; ÉSTE es mi cuerpo». Y, tomando un cáliz, y, agradeciendo, dioles, diciendo: «Bebed de él todos: ÉSTA es mi sangre del (nuevo) testamento; la que por muchos es derramada en remisión de pecados”.
La Sagrada Biblia Nácar-Colunga (1944), por los sacerdotes Eloíno Nácar Fúster y Alberto Colunga Cueto, es la primera traducción católica castellana, directa y literal, del hebreo, arameo y griego. Es editada por la Biblioteca de Autores Cristianos. Dice:
“Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y, dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad y comed, ÉSTE es mi cuerpo. Y tomando un cáliz y dando gracias, se lo dio, diciendo: Bebed de él todos, que ESTA es mi sangre del Nuevo Testamento, que será derramada por muchos para remisión de los pecados”.
En la década de 1940 también se publicó otra Biblia en español, la Sagrada Biblia Bover-Cantera, también editada por la BAC y es una traducción castellana, directa y literal, de numerosas fuentes bíblicas primitivas. La cuarta edición fue publicada en 1957, un año antes de la muerte del papa Pío XII. Dice lo siguiente:
“Estando ellos comiendo, tomando Jesús un pan, y habiendo pronunciado la bendición, lo partió, y dándolo a los discípulos, dijo: «Tomad, comed: ÉSTE es mi cuerpo». * Y habiendo tomado un cáliz, y habiendo dado gracias, se lo dio, diciendo: «Bebed de él todos, * porque ÉSTA es mi sangre de la alianza, que por muchos es derramada para remisión de los pecados”.
Obsérvese que hay dos asteriscos para las palabras “éste es mi cuerpo” y para las palabras “ésta es mi sangre”. Así aparecen en la Biblia e incluye las siguientes notas:
“Mateo 26, 26—ESTE ES MI CUERPO: más literalmente. Esto es el cuerpo mío. No dijo Jesús «Aquí está mi cuerpo»: ni tampoco: «Este pan es mi cuerpo»; sino «Esto es el cuerpo mío». No dijo, por tanto, que en el pan estaba su cuerpo; ni que el mismo pan, ni sustancial ni simbólicamente, era su cuerpo; sino que «esto», lo que entonces tenía en las manos y todos miraban atentamente, era su propio cuerpo. Y como una misma cosa no puede a un mismo tiempo ser pan y ser cuerpo humano, de ahí que «esto» que el Señor mostraba, ya no era pan: conservaba las propiedades sensibles o especies de pan, mas no la sustancia de pan. Además, si «esto» antes era pan y ahora es el cuerpo de Cristo, fuerza es que lo uno se haya transmutado en lo otro; transmutación sustancial, que con toda propiedad ha sido llamada transustanciación. En consecuencia, las dos verdades dogmáticas, la de la presencia real del cuerpo de Cristo bajo las especies eucarísticas y la de la transustanciación, están claramente expresadas”.
“Mateo 26, 28—ESTA ES MI SANGRE: más literalmente, «Esto es la sangre mía»; es decir, «esto» que está en el cáliz, que antes era vino, es ahora mi propia sangre; el vino se ha mudado en mi sangre: nueva afirmación de la presencia real y de la transustanciación”.
La nota explica que “más literalmente” sería “Esto es el cuerpo mío” y “Esto es la sangre mía”, sin embargo, cuando traduce estas palabras en los versículos de Mateo 26, 26 y 28, usa “éste es mi cuerpo” y “ésta es mi sangre”. Por lo tanto, se demuestra que los autores de esta Biblia no consideraban incorrecta la traducción de “este es mi cuerpo” o “esta es mi sangre”.
Veamos una Biblia más, la Biblia de monseñor Juan Straubinger, conocida también como La Biblia Platense. Esta es una versión católica de la Biblia en español publicada en 1951, y traduce Mateo 26, 26-28 de esta manera:
“Mientras comían, pues, ellos, tomando Jesús pan, y habiendo bendecido partió y dió a los discípulos diciendo: ‘Tomad, comed, ÉSTE es el cuerpo mío.’ Y tomando un cáliz, y habiendo dado gracias, dió a ellos, diciendo: ‘Bebed de él todos, porque ÉSTA es la sangre mía de la Alianza, la cual por muchos se derrama para remisión de pecados”.
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En griego sôma (cuerpo) es neutro; por tanto, para que con él concierte, se usa el pronombre demostrativo neutro toûtó. Así figura en el texto original griego del Evangelio. También en latín corpus es neutro; por tanto, el pronombre demostrativo que lo acompaña debe ir en neutro: hoc. Pero en español, el sustantivo “cuerpo” es masculino, no neutro como en latín y en griego; en consecuencia, su pronombre demostrativo debe concertar con él. Debe decirse “este es mi Cuerpo”.
Cuando se reza la Salve en castellano, no se dice “y después de ESTO destierro” sino “y después de ESTE destierro” aunque en la oración en latín se use el vocablo hoc.
Otras explicaciones que sostienen que el Hoc se refiere a una sustancia neutra antes de que se convierta en el Cuerpo de Nuestro Señor no explican por qué tanto San Mateo como San Marcos ponen: HOC est corpus meum, HIC est sanguis meus, según se lee en la Vulgata. Si se tratara de referirse a una sustancia neutra tendrían que haber escrito hoc est sanguis meus.
Pero ahora, aunque vino es de género neutral en latín, Cristo no dijo Hoc, sino Hic est Sanguis meus, porque el Hic no se refiere al vino, sino a Su Sangre. Y aunque pan es de género masculino, aun así, Él dice Hoc est Corpus meum, no Hic, porque el Hoc no se refiere al pan, sino al Cuerpo (Mi Cuerpo es este cuerpo).