Cuando el Padre Pío murió en 1968, estaba recibiendo cinco mil cartas al mes[1]. Tantas fueron las cartas que recibió el Padre Pío, que eran guardadas por los frailes en una bodega del tamaño de una cochera. Se estima que recibió dos millones de cartas de todo el mundo[2].
Cuando el Padre Pío oyó del crecimiento en el número de renuncias de sacerdotes, monjas, y laicos, así como también de la disidencia de la enseñanza católica y de la escasez de vocaciones, se le escuchó decir más de una vez: “¡Gracias a Dios que soy viejo y estoy cerca de la muerte!”[3]. El Padre Pío instaba el recurso frecuente de la oración, “Oh Jesús, salva a los elegidos en la hora de la oscuridad”[4]. Y contrariamente a lo que algunos han dicho, el Padre Pío nunca celebró la Nueva Misa. El Padre Pío murió en 1968; la Nueva Misa no fue promulgada sino hasta el 3 de abril de 1969.
Puesto que el Padre Pío era bien conocido y buscado por sus dones extraordinarios de Dios (fue la persona más fotografiada del mundo en su tiempo)[5], no es de extrañar que ciertas personas ―quizás para promover alguna agenda en particular― hayan hecho correr ciertas historias de él que no son verdaderas. Algunas personas afirman que él dijo e hizo ciertas cosas que, de hecho, nunca las dijo ni las hizo. Por ejemplo, se rumorea muy abiertamente que el Padre Pío supuestamente le dijo a una persona en particular que “un día serás Papa”, cosa que él nunca dijo. La persona que supuestamente recibió estas palabras del Padre Pío más tarde admitió públicamente en una conocida revista que el Padre Pío nunca le había dicho eso. Algunos dicen que el Padre Pío hizo una profecía de los tres días de tinieblas, cuando tampoco es cierto. Otros, que el Padre Pío respetaba las falsas religiones, o admiraba a quienes las practicaban. Esto no es cierto; no hay ninguna base, y esto se contradice por sus cartas personales que muestran que él rechazó absolutamente una falsa religión ecuménica y sostenía que la fe católica es necesaria. Por supuesto que el Padre Pío no respetaba las otras religiones ni admiraba a quienes las practicaban. Al contrario, él estaría testificando que todos sus esfuerzos y sufrimientos (como el oír confesiones, que él creía eran necesarias para perdonar los pecados graves) no tendrían sentido.
Quizás, como advertencia de la creciente Gran Apostasía, unos pocos días antes de su muerte, cuando fue saludado por una hija espiritual, el Padre Pío colocó su mano en su cabeza y le dijo dos veces de una manera enérgica: “Hija, se firme y persevera en la fe de nuestros padres”[6].
Poco antes de su muerte, el 23 de septiembre de 1968, las llagas de los estigmas del Padre Pío se curaron milagrosamente. Cuando murió el Padre Pío, ya no había ningún rastro de los estigmas[7]. El Dr. Sala declaró que la curación de las llagas era clínicamente inexplicable. El Padre Pío siempre quería que los estigmas fueran invisibles y Jesús se lo concedió al final de su vida[8]. El P. Onorato señaló acertadamente que así como el ministerio del Padre Pío se terminaba, los signos también se terminaban[9]. En la tarde, antes de la muerte del Padre Pío, la cripta que contendría su cuerpo estaba terminada y bendecida[10]. Durante cuatro días y cuatro noches después de la muerte del Padre Pío, cerca de doscientas mil personas pasaron por su ataúd[11].
Para los eventuales santos, la causa de canonización incluye cerca de cinco cajas de documentación que son presentadas a la Congregación para las Causas de los Santos. En el caso del Padre Pío, fueron inicialmente presentadas más de cien cajas de documentación[12].
En 1968, cuando murió el Padre Pío, dejó un enorme hospital llamado Casa para el Alivio del Sufrimiento, que fue descrito por el The New York Times como “uno de los hospitales más hermosos, modernos y mejor equipados del mundo”[13]. Su legado incluía 726 grupos de oración con 68.000 miembros. También hay veintidós centros del Padre Pío para niños discapacitados y un centro para los ciegos. Como ejemplo de la profunda influencia de su vida, en 1997 seis y medio millones de personas visitaron la tumba del Padre Pío[14].
El Padre Pío dijo lo que iba a hacer después de su muerte. “He hecho un trato con el Señor: cuando mi alma haya sido purificada en las llamas del purgatorio y digna de ser admitida en la presencia de Dios, tomaré mi lugar en la puerta del paraíso, pero no entraré hasta que haya visto entrar al último de mis hijos espirituales”[15].
Notas:
[1] C. Bernard Ruffin, Padre Pio: The True Story, p. 13.
[2] P. John A. Schug, Padre Pio, p. 167.
[3] C. Bernard Ruffin, Padre Pio: The True Story, p. 364.
[4] P. Stefano Manelli, Padre Pio of Pietrelcina, p. 113.
[5] Fifty Years of Thorns and Roses (video) [Cincuenta años de Espinas y Rosas]. National Centre for Padre Pio, Barto, PA.
[6] P. Stefano Manelli, Padre Pio of Pietrelcina, p. 112.
[7] Padre Pio, The Wonder Worker, p. 44.
[8] Gennaro Preziuso, The Life of Padre Pio, p. 214.
[9] P. John A. Schug, Padre Pio, p. 241.
[10] Padre Pio, The Wonder Worker, p. 43.
[11] Padre Pio of Pietrelcina, Walking in the Footsteps of Jesus Christ, p. 26.
[12] Padre Pio, The Wonder Worker, p. XII.
[13] C. Bernard Ruffin, Padre Pio: The True Story, p. 286.
[14] Patricia Treece, Quiet Moments with Padre Pio, #120.
[15] Gennaro Preziuso, The Life of Padre Pio, p. 197.
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