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Las herejías de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX)
OBJECIÓN: La Fraternidad San Pío X ha publicado numerosos libros y artículos que muestran que el bautismo de deseo es la enseñanza de la Iglesia católica, tales como El bautismo de deseo del P. Jean-Marc Rulleau y ¿Es el feeneyismo católico? del P. Francois Laisney.
RESPUESTA: Ya he demostrado que la enseñanza del papa san León Magno, el Concilio de Florencia sobre Juan 3, 5, el Concilio de Trento sobre Juan 3, 5 y el sacramento del bautismo (entre muchas otras cosas) refutan cualquier afirmación de que se puede alcanzar la salvación sin el bautismo de agua. Ahora me referiré a los libros de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X a este respecto. La Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX), fundada por el fallecido arzobispo Marcel Lefebvre, ha difundido herejías públicamente sobre la necesidad de la Iglesia católica para la salvación, y ha atacado con herética tenacidad a los católicos que defienden la enseñanza infalible de la Iglesia sobre la necesidad del bautismo y la incorporación a la Iglesia para la salvación. Los argumentos que ofrece la Fraternidad Sacerdotal San Pío X ya han sido refutados en este libro. Sin embargo, para exponer plenamente la herejía —y la sorprendente deshonestidad— que es fácilmente detectable en sus obras, analizaré en detalle algunos de sus libros.
Proporcionaré una breve visión general de las herejías presentes en los escritos del arzobispo Lefebvre, seguida de una exposición más profunda de los trabajos recientes de la FSSPX.
Contra las herejías, por el arzobispo Marcel Lefebvre
Página 216: “Evidentemente, hay que hacer ciertas distinciones. Las almas se pueden salvar en una religión distinta de la religión católica (protestantismo, islam, budismo, etc.), pero no por esa religión. Es posible que haya almas que, sin tener conocimiento de nuestro Señor, tienen, por la gracia del buen Señor, buenas disposiciones interiores, que se someten a Dios […] Pero algunas de esas personas hacen implícitamente un acto de amor que es equivalente al bautismo de deseo. Es únicamente por este medio que ellos se pueden salvar”[1].
Página 217: “No se puede decir, entonces, que nadie se salva en esas religiones…”[2].
Páginas 217-218: “Esto es entonces lo que dijo Pío IX y lo que él condenó. Es necesario entender la fórmula empleada tan a menudo por los padres de la Iglesia: ‘Fuera de la Iglesia no hay salvación’. Cuando decimos esto, se cree incorrectamente que pensamos que se van al infierno todos los protestantes, todos los musulmanes, todos los budistas, todos los que no pertenecen públicamente a la Iglesia católica. Entonces repito, es posible que algunos se salven en estas religiones, pero son salvados por la Iglesia, y, por lo tanto, la formulación es verdadera: Extra ecclesiam nulla salus. Esto debe ser predicado”[3].
Lo que aquí vemos del fundador de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X es una herejía flagrante. Él contradice directamente el dogma definido solemnemente de que Fuera de la Iglesia católica no hay salvación. Algunos partidarios de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X han tratado de defender estas palabras heréticas del arzobispo Lefebvre señalando que, si bien él sí dijo que los hombres pueden ser salvos en las otras religiones, enfatizó que es por medio de la Iglesia católica.
Esta respuesta es un intento patético de defender lo indefendible. De hecho, los que intentan justificar a Lefebvre de esta manera en realidad se burlan de Dios. Podría decir, por ejemplo, que todos los hombres van al cielo (salvación universal), pero todos van al cielo “por medio de la Iglesia católica”. ¿Esto cambia la herejía? Por supuesto que no. Por lo tanto, no importa cómo Lefebvre trató de explicar o justificar su herejía; ¡el seguía enseñando que las almas pueden salvarse en religiones no católicas, lo cual es herejía!
El dogma de la Iglesia católica no se limita a afirmar que “nadie se salva excepto por la Iglesia católica”: el dogma afirma que nadie se salva fuera de la Iglesia católica y que nadie se salva sin la fe católica. Esto significa que nadie puede salvarse dentro de las religiones no católicas. Los defensores de la FSSPX deben comprender esta verdad. El dogma de la Iglesia católica excluye la idea de que alguien se salva en otra religión.
Puesto que él estaba enseñando que las personas se pueden salvar en otra religión, el énfasis de Lefebvre de que todos ellos se salvan por la Iglesia católica no tiene relevancia. Las palabras del Papa Gregorio XVI en Summo iugiter studio citadas arriba podrían haber sido dirigidas específicamente al obispo Lefebvre y a la FSSPX.
Aquí Lefebvre niega el dogma palabra por palabra.
Nótese de nuevo, de hecho, cómo el obispo Lefebvre dice que los hombres pueden salvarse mediante la práctica de religiones falsas.
Carta abierta a católicos perplejos, por el arzobispo Marcel Lefebvre:
Aquí encontramos más herejía del obispo Lefebvre en contra del dogma Fuera de la Iglesia católica no hay salvación.
Bombas de tiempo del segundo Concilio Vaticano, por el P. Schmidberger de la FSSPX
¡El P. Schmidberger dice que “está claro” que los seguidores de las religiones no católicas se pueden salvar! ¡No, lo que realmente es claro es cómo esta declaración contradice directamente el dogma católico! Esto es otra herejía flagrante enseñada en un folleto ampliamente distribuido de la FSSPX.
El obispo Fellay dice que los hinduistas se pueden salvar
Esta es otra flagrante herejía. Los hindúes, por cierto, adoran muchos dioses falsos; ellos no solo carecen de la fe católica necesaria para la salvación, además son idólatras.
El bautismo de deseo, por el P. Jean-Marc Rulleau (FSSPX)
Recientemente, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX - lefebvristas) publicó dos libros que contradicen la enseñanza de la Iglesia sobre el bautismo. Dedican su tiempo a intentar encontrar formas en las que las personas puedan salvarse sin el bautismo, pero sin éxito. El bautismo de deseo por el P. Jean-Marc Rulleau fue publicado por la FSSPX en 1999, y ¿Es el feeneyismo católico? por el P. Francois Laisney fue publicado en 2001. Examinaré ambos libros en detalle. Dividiré el análisis de estos libros en temas separados sobre omisiones, mentiras, contradicciones y herejías. Esto permitirá al lector identificar la deshonestidad y heterodoxia de estos autores y del grupo que ellos representan.
Comenzaré con el libro El bautismo de deseo del P. Rulleau.
OMISIONES:
A pesar de tener toda una sección sobre la necesidad de fe explícita vs la fe implícita en Jesucristo (pp. 53-62), el P. Rulleau omite citar, en todo el libro, el Credo atanasiano – el símbolo dogmático que definió que la fe en Jesucristo y en la Trinidad son necesarias para todos los que quieran salvarse. Si hubiese simplemente citado este credo, el P. Rulleau habría resuelto toda la cuestión a la que él dedica páginas examinando. Desafortunadamente, él no cita el Credo, probablemente porque no cree en él.
Obsérvese que las principales omisiones del Padre Rulleau se relacionan con la enseñanza dogmática de la Iglesia: que no hay salvación fuera la Iglesia, la necesidad de la fe en Jesucristo y en la Trinidad, la necesidad del sacramento del bautismo. Lamentablemente, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X no parece interesarse en lo que la Iglesia enseña de manera dogmática.
HEREJÍAS:
Aunque omitió citar dogmas clave, el Padre Rulleau consideró importante mencionar que:
MENTIRAS:
¡Esto es una completa mentira! Como he mostrado, toda la Iglesia primitiva rechazaba la idea que un catecúmeno sin bautizar podría salvarse por su deseo del bautismo, incluyendo a los uno o dos padres que parecen contradecirse sobre el tema. Es por eso que en toda la Iglesia primitiva, la oración, el sacrificio, y el entierro cristiano no eran permitidos para los catecúmenos que morían sin el bautismo. Afirmar, ante estos hechos que “ningún teólogo lo ha cuestionado” es atroz – como se demuestra en la extensa sección sobre “El bautismo de deseo y el bautismo de sangre: Tradiciones erróneas del hombre”.
Introducir “excepto por” en vez de “sin” cambia por completo el significado del pasaje para favorecer el "bautismo de deseo" (como se muestra en la sección sobre Ses. 6, Cap. 4 del Concilio de Trento). Hacerlo deliberadamente es un pecado mortal. El P. Rulleau pudo haber cometido un error inocente (al citar esta traducción terriblemente engañosa de Denzinger), pero el punto es que la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en su conjunto continúa usando esta traducción terriblemente engañosa todo el tiempo para engañar a sus lectores, incluso después de que se les ha informado al respecto. El P. Peter Scott, antiguo superior del Distrito de los Estados Unidos de la FSSPX, en un reciente Boletín regina coeli, volvió a citar incorrectamente este pasaje de la misma manera para favorecer el bautismo de deseo. Este tipo de tergiversación obstinada de la enseñanza de la Iglesia es pecado mortal.
CONTRADICCIONES:
El tratamiento de P. Rulleau de santo Tomás de Aquino es donde su deshonestidad realmente empieza a ser más patente.
Santo Tomás es uno de los más grandes doctores en la historia de la Iglesia y uno de los hombres más brillantes que han existido; pero es sabido que él erró en varios puntos, como se explica en la sección sobre “santo Tomás de Aquino”. Por ejemplo, santo Tomás no creía que la Virgen María fue concebida inmaculada (cf. Summa Theologica, Pt. III, q. 14, a. 3, respuesta a la obj. 1). Según la absolutamente ridícula afirmación del padre Rulleau, ¡creer en el dogma de la inmaculada concepción sería rechazar el magisterio, debido a que santo Tomás no creyó en ella! Esa posición es equivalente a la herejía. ¿Por qué el padre Rulleau afirma tal disparate? Simplemente porque santo Tomás creía en el bautismo de deseo y el padre Rulleau quiere probar que ese hecho, por sí solo, obliga a los católicos a someterse a ello. Pero fíjense cómo, al ser confrontado con una doctrina de santo Tomás que el P. Rulleau no está dispuesto a aceptar, él rápidamente abandona su principio ridículo de que “rechazar a santo Tomás de Aquino es rechazar el magisterio de la Iglesia”.
En este párrafo, el P. Rulleau analiza la clara enseñanza de santo Tomás de que nadie se puede salvar sin tener fe explícita en Jesucristo y en la Trinidad – en otras palabras, que no hay salvación para los invenciblemente ignorantes ni para aquellos de religiones no católicas.
En respuesta a la objeción sobre quien nunca ha oído hablar de Cristo, santo Tomás dice:
Santo Tomás, en varias ocasiones y sin ambigüedades refutó la herejía de que la “ignorancia invencible” salva. Afirmó que es absolutamente necesaria la fe explícita en los misterios de la Trinidad y de la Encarnación. Si el P. Rulleau fuese honesto, él no debería rechazar esta posición de santo Tomás, porque eso sería, según sus propias palabras, “rechazar el magisterio de la Iglesia”. Pero no, P. Rulleau demuestra una notable falta de honradez al preguntar:
¡Esto en cuanto a “rechazar a santo Tomás de Aquino es rechazar el magisterio de la Iglesia”! El padre Rulleau abandona rápidamente esta posición cuando se enfrenta a una doctrina de santo Tomás con la que él y sus cohortes heréticas no están de acuerdo. La Fraternidad Sacerdotal San Pío X rechaza la necesidad de la fe explícita en la Trinidad y la Encarnación – como prueban las citas de Lefebvre – de manera que, en un acto de asombrosa hipocresía, ¡ellos abandonan a santo Tomás cuando él enseña esto, y obligan a los demás a aceptar la opinión de santo Tomás cuando enseña el bautismo de deseo!
¿Es el feeneyismo católico?, por el P. Francois Laisney (FSSPX)
Publicado en 2001, el libro del P. Laisney fue una obra maestra del engaño. Hay elementos sorprendentemente deshonestos y alarmantes en su contenido que serán expuestos en la sección “Mentiras”.
HEREJÍA:
MENTIRAS:
En página 38, el P. Laisney dice: “Ex ipso voto, es el mismo término utilizado por el Concilio de Trento, dando así a Santo Tomás de Aquino la aprobación de un Concilio infalible. Algunos seguidores del padre Feeney afirman que el Concilio de Trento no confirmó esta enseñanza de santo Tomás sobre el bautismo de deseo (…) Vemos aquí la falsedad de esta afirmación”[24].
El P. Laisney dice aquí que el Concilio de Trento utilizó el mismo término usado por Santo Tomás (ex ipso voto) en la definición sobre la necesidad del bautismo. Por siguiente, según él, el concilio abrazó la enseñanza de santo Tomás sobre el bautismo de deseo. Sin embargo, el problema para el P. Laisney, , es que ¡en ninguna parte el Concilio de Trento usa el término “ex ipso voto” en relación con el bautismo o la justificación! El término usado en la sesión 6, cap. 4 (el pasaje que Laisney erradamente cree que favorece su opinión) no es ex ipso voto, sino “aut eius voto”. Además, el término usado en la sesión 7, can. 4 (que Laisney también cree erradamente que favorece su opinión) tampoco es ex ipso voto, sino “aut eorum voto”. ¿Acaso le importa al padre Laisney que esté atribuyendo al Concilio de Trento un término que no aparece en él ? Al parecer no.
En los contextos en los que se emplean, los términos empleados por Trento no favorecen el bautismo de deseo, como se muestra en las secciones sobre la enseñanza de Trento en este documento. Este es un otro ejemplo de cómo el P. Laisney cree que él puede añadir a Trento términos según su propio capricho. Él se muestra indiferente ante el hecho de que es un pecado mortal atribuir a sabiendas a documentos infalibles cosas que muy ciertamente no están allí. El conocimiento que Laisney tiene del latín y la familiaridad con el tema son tales que no hay excusa de que se le atribuya un error inocente.
En la última mentira que expusimos, el P. Laisney afirmaba que el término utilizado por Trento era ex ipso voto. Aquí él decide afirmar que Trento utilizó la expresión “re aut voto” (“en hecho o en deseo”) en la sesión 6, cap. 4 y sesión 7, can. 4. ¿Cuál es, padre Laisney?
¿Es “re aut voto” o “ex ipso voto”? Supongo que la respuesta es: lo que es más conveniente para el P. Laisney. La dificultad para el padre Laisney – y esto parece ser un problema constante – ¡es que Trento tampoco utiliza el término “re aut voto” en ninguno de esos pasajes! El P. Laisney ha añadido de nuevo algo a un documento infalible y tergiversando deliberadamente su enseñanza.
En primer lugar, es irónico que el P. Laisney use el término “inseparablemente vinculada”, porque fue el papa san León Magno quien definió que la santificación de un pecador ¡está inseparablemente vinculada al bautismo de agua!
Así que, mientras el P. Laisney insiste vehementemente acerca de cómo el bautismo de deseo y el bautismo de sangre están inseparablemente relacionados al dogma Fuera de la Iglesia no hay salvación, él en realidad utiliza el mismo lenguaje que la declaración del papa san León, pero con un significado precisamente opuesto. Él afirma que la idea de que el Espíritu de santificación se puede separar del agua del bautismo está “inseparablemente vinculada” al dogma católico; en cambio el papa san León define dogmáticamente que el Espíritu de santificación está inseparablemente vinculado al bautismo de agua.
Además, ¿qué más se puede decir sobre la afirmación de Laisney “La doctrina del bautismo de sangre y del bautismo de deseo está inseparablemente vinculada por la Iglesia al dogma Fuera la Iglesia no hay salvación”? Lo único que se me ocurre pensar es, “¿En serio?”. ¿Es por eso que en no menos de siete pronunciamientos ex cathedra sobre “el dogma fuera de la Iglesia no hay salvación”, la “doctrina del bautismo de deseo/sangre” no se menciona ni una sola vez? ¿Es por eso que todos los concilios de la historia de la Iglesia no mencionan ni una sola vez esos términos? Sí, las “doctrinas” del bautismo de deseo y del bautismo de sangre están tan inseparablemente vinculadas al dogma Fuera de la Iglesia católica no hay salvación que ninguno de los muchos papas que definieron el dogma se molestaron en mencionarlas. La declaración del P. Laisney no es más que otra mentira.
En otras palabras, según el P. Laisney, ¡ni un solo santo o papa en la historia de la Iglesia negó la existencia del bautismo de deseo! Esta es la misma mentira que el P. Rulleau aseveró en su libro. Entonces mi pregunta es: ¿Estos hombres tienen conciencia? El P. Laisney sabe que san Gregorio Nacianceno negó específicamente el concepto del bautismo de deseo (véase la sección “Bautismo de deseo y bautismo de sangre – Tradiciones erróneas del hombre”), lo que hace de su declaración otra mentira. Y sabemos que es un hecho que el P. Laisney lo sabe, porque ¡el pasaje de san Gregorio está citado en páginas 64-65 de su libro!
CONTRADICCIONES:
El padre Laisney justifica su creencia en el bautismo de deseo exclusivamente por la enseñanza de santos. Es sobre esta misma autoridad que él intenta obligar a los demás a aceptar el bautismo de deseo.
Por lo tanto, si el P. Laisney fuera lógico, él debería enseñar que los católicos están obligados a creer que los bautismos realizados por los herejes son inválidos, puesto que san Cipriano enseña esto en el mismo documento en que él enseña el bautismo de sangre. Pero no, el P. Laisney no enseña esto y por consiguiente contradice su propia línea de razonamiento. De hecho, el rechazo de san Cipriano a la validez de los bautismos realizados por los herejes no es el único error que él comente en el documento antedicho. Él también enseña que el bautismo de sangre es un sacramento[28], una posición que es negada universalmente por todos apologistas modernos del bautismo de deseo/sangre, incluyendo a Laisney mismo[29].
Sin embargo, siendo el notable hipócrita que es, el P. Laisney no dogmatiza la declaración errónea anterior de san Bernardo, sino solo los pasajes de san Bernardo que a él le gustan: los pocos sobre el bautismo de deseo. Y Laisney corta la parte de la cita donde san Bernardo admite que podría estar equivocado (véase la sección sobre san Bernardo en este documento). Del mismo modo, cuando el increíblemente deshonesto P. Laisney cita a san Alfonso, él no incluye la referencia errónea de san Alfonso a la sesión 14, cap. 4 porque él sabe que san Alfonso estuvo completamente equivocado sobre este punto[31]. Además, cuando cita a san Roberto Belarmino sobre la Iglesia, ¡Laisney no incluye donde san Roberto Belarmino dice que los catecúmenos no forman parte de la Iglesia![32].
Como ya he dicho, al estudiar las citas de los santos y teólogos que Laisney presenta como “textos de prueba” del bautismo de deseo, he descubierto que casi en todos los casos individuales, el mismo santo o teólogo comete otro error significativo en su mismo documento. Por ejemplo:
Aquí Cornelio a Lápide comete un error importante. Afirma que el Concilio de Trento “explícitamente” explica Juan 3, 5 en la sesión 7, can. 4 para favorecer la idea del bautismo de deseo. Pero la sesión 7, can. 4 no menciona Juan 3, 5 en absoluto. Juan 3, 5 ni siquiera es mencionado en todo el decreto sobre los sacramentos en general, así que muy ciertamente no explica Juan 3, 5 “explícitamente” para favorecer el bautismo de deseo.
Pero este caso es muy útil para esta discusión por la siguiente razón: si a Lápide comete un error importante sobre la enseñanza de Trento sobre Juan 3, 5 (de hecho, la declaración de a Lápide ni siquiera se aproxima), entonces es obvio que él es vulnerable de cometer otros errores. Citar tales pasajes de teólogos como si “confirmasen”[34] el llamado bautismo de deseo, como hace Laisney, es ridículo. A Lápide no estuvo ni siquiera próximo sobre lo que él estaba tratando de trasmitir; pero, según la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, debemos asentir a cada una de sus frases como expresión del dogma infalible.
Creo que hay una razón de por qué Dios permitió que estos santos y teólogos errasen repetidamente y en varias ocasiones al explicar el bautismo de deseo: para que la gente sepa que ellos no son infalibles. El P. Laisney y la FSSPX muy ciertamente no entienden este mensaje. Ellos continúan en su campaña diabólica para denunciar a los que entienden Juan 3, 5 “según está escrito” (Trento, sesión 6, cap. 4) y que el sacramento del bautismo es necesario para la salvación (Trento, sesión 7, can. 5 sobre el sacramento del bautismo).
INCREÍBLES CONTRADICCIONES:
Además de las contradicciones ya expuestas, hay otras que deben ser consideradas en el libro de la FSSPX ¿Es el feeneyismo católico? El hecho de que un “sacerdote católico tradicional” autoproclamado, el P. Laisney, pueda mentir acerca del Concilio de Florencia de la manera en que lo hace, no resulta tan sorprendente cuando encontramos que se contradice a sí mismo en múltiples ocasiones.
Esta declaración es muy cierta, está fundada sobre el dogma solemnemente definido (véase la sección “Los infantes no se pueden salvar sin el bautismo”). Pero vea lo siguiente:
¿Es necesario decir más para demostrar que el P. Laisney es un mentiroso y un asombroso hipócrita, que se contradice abiertamente en solo unas pocas páginas? En la página 22 de su libro él dice que no hay “ninguna otra posibilidad” de salvación para los infantes que el bautismo de agua. En la página 77 enseña claramente que el “bautismo de sangre” se aplica a los infantes. ¡Esto en cuanto a lo que dice en la página 22! Pero se pone peor cuando se considera lo que Laisney dice acerca de la definición del Concilio de Florencia que declara que no es posible que un infante pueda justificarse sin el sacramento del bautismo.
El tratamiento que el P. Laisney da a esta definición dogmática plantea varias cuestiones importantes. En primer lugar, está el hecho que el P. Laisney señala específicamente que Concilio de Florencia solo menciona a los niños en este pasaje. A partir de esto, concluye que, si bien no existe otro remedio para los niños aparte del sacramento del Bautismo, sí habría otro remedio para el pecado original en los adultos (el bautismo de deseo). Él trata de reforzar esta posición señalando que el pasaje anterior de Florencia es una cita de santo Tomás de Aquino, quien (en el documento citado) pasa a enseñar que hay otro remedio para los adultos. El problema para el P. Laisney es que el Concilio de Florencia no incorporó el párrafo de santo Tomás sobre la existencia de otro remedio para los adultos (Summa Theologica, Pt. III, q. 68, a. 3), sino que retiene la cita de su posterior afirmación de que no hay ningún otro remedio para los niños.
Este hecho debería hacer pensar al P. Laisney. ¿Por qué el Espíritu Santo solo permitió al papa Eugenio IV y al Concilio de Florencia incorporar el pasaje de santo Tomás sobre los niños, y no su enseñanza en el párrafo siguiente sobre el bautismo de deseo? ¿ Por qué Dios no permitió que el concilio continuara con la cita solo un párrafo más, lo que habría dejado claro de una vez por todas que el bautismo de deseo es una enseñanza de la Iglesia? Es obvio que el Espíritu Santo quiso que en el concilio se incluyera la enseñanza de santo Tomás sobre el sacramento del bautismo siendo el único remedio para los niños, y que Él no quiso que se incluyera en el concilio la enseñanza de santo Tomás sobre el bautismo de deseo como otro remedio para los adultos. Es por eso que aparece un párrafo y no el otro.
Sin embargo, lo que realmente aparece o no en el Concilio de Florencia no le importa al P. Laisney, porque cuando encuentra que algo no está en un concilio pero quiere que lo esté, simplemente lo agrega él mismo. En este caso, Laisney decide crear su propia definición añadiendo el párrafo de santo Tomás que Florencia muy específicamente no incorporó. Lo cito a él de nuevo:
Lo siento P. Laisney, pero el Concilio de Florencia no menciona el bautismo de deseo, y no permitió un retraso para los catecúmenos por las razones dadas por santo Tomás. Y ciertamente no enseñó que el bautismo de deseo sea “otro remedio” para los catecúmenos adultos. Estos pensamientos de santo Tomás no fueron incorporados en el concilio; pero como usted quiere que estén allí, no pudo abstenerse de añadirlos. Por lo tanto, usted no informa honestamente la enseñanza de la Iglesia sobre el tema del bautismo, como afirma, sino que miente sobre el contenido de los pronunciamientos magisteriales más altos, porque usted está predispuesto y obsesionado de modo incontrolable en su búsqueda para probar que las personas se pueden salvar sin el bautismo. Lo que Florencia sí definió, de hecho, elimina cualquier posibilidad de salvación sin el bautismo de agua.
Por lo tanto, consideremos las asombrosas contradicciones del P. Laisney sobre si un niño se puede salvar sin el sacramento del bautismo. Si el P. Laisney hizo un punto especial al mentir que Florencia enseñó que hay otro remedio para los adultos, basado (aunque ilógicamente) en el hecho de que Florencia sí enseñó que no hay otro remedio para los niños, entonces al menos uno esperaría que el P. Laisney sea consistente con el hecho de que no hay otro remedio para los niños que el sacramento del bautismo, ¿verdad? En otras palabras, no hay forma de que el P. Laisney, si es honesto, pudiera enseñar que hay otro remedio para los niños además del Sacramento del bautismo. Después de todo, este hecho (que para los niños no existe otro remedio que no sea el sacramento) es la base sobre la que se fundamenta su mentira (que existe otro remedio para los adultos). ¡Pero no! El P. Laisney ni siquiera cree que los niños no tienen otro remedio, sino que sostiene que los niños pueden salvarse sin el sacramento del bautismo, según la página 77 de su libro.
Esto demuestra que el énfasis del P. Laisney (en las páginas 47-48 de su libro) que Florencia definió que para niños no hay “otro remedio” más que el sacramento del bautismo fue hecho por una calculada razón. Fue hecho con la esperanza de poder demostrar que hay otro remedio para los adultos – el bautismo de deseo. Su énfasis sobre este punto fue solo porque él pensó que favorecería el bautismo de deseo. Toda su discusión sobre cómo los católicos deben ser fieles a la definición de Florencia es una farsa y un engaño. Escuchen a este hipócrita explicar cómo nadie puede negar el pasaje de Florencia sobre que no hay otro remedio para los niños más que el Bautismo, ¡que él mismo niega en su libro!
La actividad del P. Laisney es la de una serpiente, la misma serpiente que es responsable de la engañosa y lamentable táctica en su libro. El P. Laisney se condena por sus propias palabras. Contradice aquello a lo que admite estar obligado y que tomó grandes esfuerzos en enfatizar. Pero el esfuerzo ocupado para enfatizar este dogma – que los niños no tienen otro remedio que el bautismo de agua – no está tomado de un espíritu de fidelidad a la enseñanza de la Iglesia, sino en el esfuerzo desesperado de tratar de demostrar la falsa doctrina del bautismo de deseo.
E irónicamente, mientras Laisney afirma su falsa posición como la enseñanza de la tradición, es la tradición la que muestra que el bautismo de agua es la única ayuda (es decir, el único remedio) para la salvación de todos, incluso para los adultos que lo deseen.
Se podría continuar exponiendo los libros de la Sociedad de San Pío X, pero lo mostrado hasta ahora debería ser suficiente para establecer que ellos no sostienen la enseñanza de la Iglesia, para decirlo amablemente. Nadie puede dar ni un centavo de apoyo financiero a esta herética Fraternidad o al Centro San Benito ni a ningún otro sacerdote o grupo que no sostenga la enseñanza de la Iglesia sobre la necesidad absoluta del bautismo y la necesidad absoluta de la fe católica para la salvación, lo que incluye lamentablemente a casi todos los sacerdotes de hoy. Quien apoye obstinadamente a esos sacerdotes, después de conocer su herética posición, participa de su herejía y se pone en camino hacia el infierno.
Además, a luz de la declaración dogmática del papa san León Magno contra los conceptos del "bautismo de deseo" y "bautismo de sangre", la enseñanza del Concilio de Florencia sobre Juan 3, 5, y la enseñanza del Concilio de Trento de que el sacramento del bautismo es necesario para la salvación (sesión 7, can. 5), nadie podría incluso apoyar a un sacerdote que crea en la teoría del bautismo de deseo explícito (incluso si ese sacerdote pueda estar de buena fe hasta que se le muestre la enseñanza de la Iglesia). El primer deber de todo católico es mantener la fe. No se puede comprometer ningún punto de la fe por apoyar a un sacerdote que no tenga la fe entera e inmaculada.
Desafortunadamente, la Fraternidad Sacerdotal San Pío X no está sola entre los herejes “tradicionalistas”. Es un hecho que hoy, casi todos sacerdotes en el mundo, incluyendo a casi la totalidad de los sacerdotes “tradicionalistas”, niegan la necesidad del Bautismo para la salvación, y sostienen que las personas que mueren como no católicos se pueden salvar. Esta falta de fe se explica por el hecho de que vivimos en los últimos días del mundo, los tiempos de la gran apostasía predicha en la Sagrada Escritura.
[1] Arzobispo Marcel Lefebvre, Against the Heresies, p. 216.
[2] Arzobispo Marcel Lefebvre, Against the Heresies, p. 217.
[3] Arzobispo Marcel Lefebvre, Against the Heresies, pp. 217‐218.
[4] The Papal Encyclicals, vol. 1 (1740‐1878), p. 229.
[5] Hermano Robert Mary, Father Feeney and The Truth About Salvation, pp. 213‐214.
[6] Citado por el Hno. Robert Mary, Fr. Feeney and the Truth About Salvation, p. 213.
[7] The Papal Encyclicals, vol. 1 (1740‐1878), p. 280.
[8] Arzobispo Marcel Lefebvre, Open Letter to Confused Catholics, Angelus Press, pp. 73‐74.
[9] P. Franz Schmidberger, Time Bombs of the Second Vatican Council, Angelus Press, 2005, p. 10.
[10] The Angelus, “A Talk Heard Round the World,” abril de 2006, p. 5.
[11] P. Jean‐Marc Rulleau, Baptism of Desire, p. 63.
[12] P. Jean‐Marc Rulleau, Baptism of Desire, p. 39.
[13] P. Jean‐Marc Rulleau, Baptism of Desire, p. 11.
[14] P. Jean‐Marc Rulleau, Baptism of Desire, pp. 56‐57.
[15] Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, P. II-II, q. 2, a. 7.
[16] Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, P. II-II, q. 2, a. 8.
[17] Santo Tomás de Aquino, Sent. II, 28, q. 1, a. 4, ad 4; citado por el P. Jean‐Marc Rulleau, Baptism of Desire, p. 55.
[18] Santo Tomás de Aquino, Sent. III, 25, q. 2, a. 2, solute. 2; citado por el P. Jean‐Marc Rulleau, Baptism of Desire, pp. 55-56.
[19] Santo Tomás de Aquino, De Veritate, 14, a. 11, ad 1; citado por el P. Jean‐Marc Rulleau, Baptism of Desire, pp. 55‐56.
[20] P. Jean‐Marc Rulleau, Baptism of Desire, pp. 56‐57.
[21] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 47.
[22] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 48.
[23] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 52.
[24] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 38.
[25] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 49.
[26] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, pp. 85‐86.
[27] Decrees of the Ecumenical Councils, vol. 1, p. 81.
[28] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 59.
[29] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 9.
[30] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 68.
[31] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 77.
[32] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 76.
[33] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 34.
[34] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 34.
[35] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 22.
[36] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 77.
[37] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 47.
[38] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 47.
[39] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, p. 48.
[40] Denzinger 696; Decrees of the Ecumenical Councils, vol. 1, p. 542.
[41] P. Francois Laisney, Is Feeneyism Catholic, pp. 48‐49.
[42] P. Jacques Dupuis, S.J. y el P. Josef Neuner, S.J., The Christian Faith, p. 540.
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Impactante, no miro discrepancias
Martin 2 mesesLeer más...Tiene razón. Gracias por compartir. Y de mi parte lo compartiré para que muchos lo vean.
Verónica Raygoza 2 mesesLeer más...Masturbarse es opuesto e incompatible al verdadero amor a Dios. La opción superadora ante la tentación del placer auto infligido es la oración
Gustavo Suárez 2 mesesLeer más...Más claro imposible. Gracias hermanos
Laudem Gloriæ 2 mesesLeer más...Esta listo. Gracias.
Monasterio de la Sagrada Familia 2 mesesLeer más...Hola. Ya fue publicado. Gracias.
Monasterio de la Sagrada Familia 2 mesesLeer más...Cuándo van a publicar el calendario de 2025?
Reynaldo 2 mesesLeer más...Dios los bendiga, porfavor suban pronto el calendario 2025 para poder imprimirlo.
nicolas guiñez 3 mesesLeer más...Lugares no sólo solitarios, sino, además, silenciosos. De nada sirve estar solo si uno, en el afán de escapar su propia consciencia y la voz de Dios o de sus...
Gonzalo Javier Cavatorta 3 mesesLeer más...El rostro del Padre Pío, se le ve con una tranquilidad, como dormido... No así con la foto del ataúd de la impostora hermana Lucía, con un semblante afligido...
Serena 7 mesesLeer más...