¡El Anticristo Identificado!

En 2 Tesalonicenses capítulo 2, leemos sobre el hombre del pecado o sin ley. Las personas por lo general están de acuerdo en que este pasaje trata sobre el Anticristo. Hablando sobre el día del Señor, leemos:

“… porque primero debe venir la apostasía y hacerse manifiesto el hombre del pecado, el hijo de la destrucción; el que se opone y se alza por encima de todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, hasta sentarse él mismo en el templo de Dios, manifestándose a sí mismo que es Dios” (2 Tesalonicenses 2, 3-4).

Este video explicará cómo la profecía de San Pablo sobre el hombre del pecado en 2 Tesalonicenses capítulo 2 se ha cumplido sorprendentemente en nuestros días. Antes de explicarlo, conviene señalar que hay una variante textual en los manuscritos griegos para el versículo 3. En la mayoría de los manuscritos griegos se lee ‘hombre del pecado’ (i.e. ἄνθρωπος τῆς ἁμαρτίας), mientras que en algunos se lee ‘hombre sin ley’ (i.e. ἄνθρωπος τῆς ἀνομίας). En este video usaremos ‘hombre del pecado’, sin embargo, ninguno de estos puntos se afecta si uno escoge leerlo como ‘hombre sin ley’.

Ahora, lo primero que se observa en esta profecía es que San Pablo vincula la manifestación del hombre del pecado con ἡ ἀποστασία, que significa, la apostasía. El hombre del pecado vendrá como siendo parte de la Gran Apostasía profetizada. Aunque la palabra griega ἀποστασία puede, según su uso o su contexto, referirse tanto a una rebelión política como a una apostasía religiosa, el contexto de 2 Tesalonicenses capítulo 2, y lo establecido por el término apostasía en la teología cristiana desde básicamente el inicio de la Iglesia, indica que la profecía es acerca de una apostasía religiosa a gran escala, en la cual el hombre del pecado figura notablemente.

Quienes han visto nuestro material, saben que hemos tratado ampliamente y en detalle sobre cómo esta Gran Apostasía profetizada se ha cumplido en nuestro tiempo a causa de los eventos en Roma después del Vaticano II. La ciudad de Roma, no la Iglesia Católica, ha sido tomada por antipapas anticristianos y apóstatas en los últimos días, en consonancia con las profecías bíblicas y católicas. Esto dio paso a una falsa Iglesia, la secta del Vaticano II, que es liderada desde Roma en los últimos días. Esta falsa Iglesia pretende ser o se presenta como la Iglesia Católica, pero no la es. Esta se opone a la verdadera Iglesia Católica, que aún existe en un remanente fiel de católicos tradicionales. Lo que ha ocurrido en nuestros días con la secta post Vaticano II y sus antipapas en Roma, cumple a la perfección las profecías apocalípticas sobre la bestia, la ramera de Babilonia, el rey romano que fue herido y que hace que su imagen sea honrada, los siete reyes romanos, la bestia que surge cuando cinco han caído, etc. Todo eso está cubierto en nuestro material. En este video, veremos que el verdadero cumplimiento de 2 Tesalonicenses capítulo 2 también está conectado con estos eventos.

Ahora, cuando uno piensa en la revolución post Vaticano II y la apostasía resultante, si usted tuviera que elegir tan sólo una cosa, o un evento o una serie de eventos, que sea la más notoria –algo que sobresalga y que resuma toda la apostasía en Roma en estos últimos días–, ¿qué evento escogería? ¿Qué hecho o qué cosa ilustra más notablemente a la apostasía? ¿Qué evento o serie de eventos captura más fuertemente el rechazo de la fe católica tradicional y la destrucción espiritual después del Vaticano II? Pienso que la mayoría de los observadores estarán de acuerdo en esto: el evento o la serie de eventos de mayor notoriedad en toda la apostasía post Vaticano II es la jornada mundial de oración por la paz realizada en Asís, en donde hubo representantes de varias sectas heréticas y falsas religiones paganas del mundo. El primer encuentro de oración en Asís fue organizado por el Antipapa Juan Pablo II en 1986.

Este es el evento singular más notorio en toda la apostasía del Vaticano II y, básicamente, todo aquel que ha seguido o examinado estas cuestiones, lo sabe.

Ya que el encuentro en Asís fue tan llamativo, tan revolucionario y tan simbólico por todo lo que ha trascendido, tiene sentido que un evento con tal significado único para la apostasía, estuviera predicho en las Escrituras sobre ἡ ἀποστασία, la apostasía; y, como veremos, así fue.

Ahora bien, la escritura enseña que, el supuesto dios o dioses de los no cristianos y de las religiones paganas no son Dios, sino demonios. Las personas que no adoran al Dios del cristianismo no están adorando a Dios, sino a demonios.

Esa es una de las razones por las cuales la Iglesia Católica siempre ha prohibido todo tipo de oración o adoración conjunta con miembros de otras religiones. En su encíclica Mortalium animos de 1928, el Papa Pío XI declaró que la Iglesia Católica siempre ha prohibido a los católicos participar en asambleas no católicas.

Papa Pío XI, Mortalium animos, #10: “… esta Sede Apostólica no ha permitido nunca a los suyos que asistan a los citados congresos de acatólicos…”.

También denunció las convenciones o reuniones que incluían a incrédulos o a miembros de varias religiones.

Papa Pío XI, Mortalium animos, # 2, 6 de enero de 1928, condenando los encuentros interreligiosos: “Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, cristianos… Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables… Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial… de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios”.

Él identificó esos movimientos como un rechazo de la verdadera fe. Ya en 1928 los no católicos habían hecho esfuerzos para promover tales encuentros, y ellos representaban el falso ecumenismo, motivo por el cual el Papa Pío XI los condenó, pero había, en primer lugar, encuentros de diálogo o de oración conjunta entre los herejes que reclamaban ser cristianos.

Papa Gregorio XVI, Mirari vos, # 13, 15 de agosto de 1832: “Si dice el Apóstol que hay un solo Dios, una sola fe, un solo bautismo (Ef. 4, 5), entiendan, por lo tanto, los que piensan que por todas partes se va al puerto de salvación, que, según la sentencia del Salvador, están ellos contra Cristo, pues no están con Cristo (Luc. 11, 23) y que los que no recolectan con Cristo, esparcen miserablemente, por lo cual ‘es indudable que perecerán eternamente los que no tengan fe católica y no la guardan íntegra y sin mancha’ (Credo Atanasiano)”.

Hasta que vino Juan Pablo II, nada como el evento de oración en Asís, en términos de un encuentro real de oración con representantes de las principales religiones en el mundo, incluyendo a todo tipo de paganos, había tomado lugar alguna vez. Nunca antes en la historia, desde el tiempo en que Dios creó al hombre, se habían reunido en un solo lugar los seguidores de básicamente los principales falsos dioses bajo el sol para rendirles ‘culto’.

El evento en Asís fue mundialmente histórico. Fue Juan Pablo II, un hombre que reclamaba ser un papa católico, quien lo realizó en 1986; y cuando usted reflexiona en ello, sólo alguien en la era moderna, con la posesión de medios modernos de comunicación y de transporte, que tuvo la fama, el carisma y la influencia internacional como la de Juan Pablo II, podía organizar tal encuentro de adoración, en donde los líderes de todas las principales religiones en el mundo aparecerían en un lugar para orar a sus muchos falsos dioses.

Juan Pablo II invitó a los adoradores de toda clase de falso dios a que vinieran a orar en Asís. En total había más de 150 diferentes líderes religiosos, que emplearon juntos la jornada ayunando y orando a su mal llamado dios o supuestos dioses. Se incluyó a herejes de toda índole, a judíos y musulmanes que rechazan a la Santísima Trinidad y la divinidad de Cristo, budistas, a los seguidores del vudú, hinduistas, zoroastrianos, jainistas, sijs, indios paganos americanos, a los seguidores del Bahaísmo, etc. En el evento de Juan Pablo II, había adoradores de Buda, de serpientes, de espíritus de varios tipos e incluso del ‘Gran Pulgar’, entre muchos otros.

Entonces, al organizar este evento mundial histórico de idolatría y falsa adoración, el Antipapa Juan Pablo II no solamente estaba aprobando y facilitando la idolatría. Él estaba haciendo eso, ciertamente, pero a su vez él mismo estaba cometiendo idolatría. Esto se debe a que, el simple hecho de concretar tal evento, es una profesión pública de fe en los falsos dioses. Esta es una profesión de fe en todos los falsos dioses adorados en Asís. Piénselo de esta manera: si alguien organiza un día de oración y culto por una causa en particular, tal persona no invocaría que los ‘dioses’ paganos sean incluidos en la adoración, a menos que él profese que aquellos ‘dioses’ son reales y que pueden responder a la oración y culto.

Por ende, el mismo hecho de que Juan Pablo II haya organizado un evento como el de Asís, el cual invocó específicamente a que se les rinda culto a otros dioses (además de las muchas otras cosas que él dijo e hizo), fue una profesión pública de creencia en el poder de falsos dioses. Él fue, por lo tanto, un idólatra público.

Asís fue el evento más notorio en la historia de la apostasía del Vaticano II; y en Asís, toda clase de ‘dios’ u objeto de culto fue adorado.

“… porque primero debe venir la apostasía y hacerse manifiesto el hombre del pecado, el hijo de la destrucción; el que se opone y se alza por encima de todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, hasta sentarse él mismo en el templo de Dios, manifestándose a sí mismo que es Dios” (2 Tesalonicenses 2, 3-4).

Ahora, ya vimos que en 2 Tesalonicenses 2, 4 San Pablo describe al hombre del pecado como el que se opone y se alza por encima de todo lo que se llama Dios o es objeto de culto. Acaso la frase en 2 Tesalonicenses 2, 4, todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, ¿no suena exactamente a lo que fue representado en Asís? Sí, lo es. La descripción en 2 Tesalonicenses 2, 4, todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, encaja perfectamente con lo que fue representado en Asís. Esto es así porque San Pablo en realidad estaba describiendo el evento en Asís, como veremos.

De hecho, la frase en griego de 2 Tesalonicenses 2, 4 para “todo lo que se llama Dios o es objeto de culto” es: πάντα λεγόμενον θεὸν ἢ σέβασμα. Es muy similar a la frase que usa San Pablo en 1 Corintios 8, 5, para referirse a los ídolos y a los falsos dioses con las palabras λεγόμενοι θεοὶ, o sea, llamados dioses.

1 Corintios 8, 5-6: “Porque aunque algunos sean llamados dioses [λεγόμενοι θεοὶ], ya en el cielo, ya en la tierra –de esta clase hay muchos ‘dioses’ y ‘señores’–. Mas para nosotros no hay sino un solo Dios, el Padre, de quien vienen todas las cosas, y para quien somos nosotros; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas, y por quien somos nosotros”.

Al describir ἡ ἀποστασία, esto es, la apostasía, San Pablo nos dice que el hombre del pecado será el que se opone y se alza por encima de todo tipo de cosa llamado dios, todo lo que se llama dios o es objeto de culto.

Ahora, la palabra griega que se traduce como “el que se opone”, es el participio ἀντικείμενος. Viene del verbo ἀντίκειμαι. ἀντίκειμαι – que es una combinación de ἀντι, que significa contra, y κεῖμαι, que significa yo yazco, yo me inclino, yo me planto – es usada frecuentemente para cosas que se contraponen de alguna manera. Esta es la razón del que haya numerosas versiones que traducen esa palabra del versículo como el que se opone. El verbo ἀντίκειμαι se usa para describir varias formas de oposición entre personas o cosas de una forma u otra. Sin embargo, ἀντίκειμαι puede simplemente significar oposición posicional. ἀντίκειμαι puede sencillamente referirse a yacer o reclinarse o ponerse frente a u oponerse a algo de manera posicional. En otras palabras, puede significar estar cara a cara con alguien o estar situado en frente de él. Por ende, ἀντικείμενος en 2 Tesalonicenses 2, 4 que a veces se traduce como “el que se opone”, puede significar simplemente el que se reclina frente a, o el que yace frente a o el que se sienta frente a, o estar puesto o situado frente a, etc. Puede querer decir el que está cara a cara con alguien más. En consecuencia, 2 Tesalonicenses 2, 3-4, puede traducirse así:

“… porque primero debe venir la apostasía y hacerse manifiesto el hombre del pecado, el hijo de la destrucción; el que se reclina frente a y se alza por encima de todo lo que se llama Dios o es objeto de culto…” (2 Tesalonicenses 2, 3-4).

Ahora miren esto. En el evento de Asís de 1986, Juan Pablo II y los representantes de todo lo llamado dios y objeto de culto, estaban formados juntos en una plataforma. Juan Pablo II, como el líder y anfitrión, fue puesto prominentemente en el centro. Y cuando varios de los paganos y falsos adoradores tuvieron su oportunidad para adorar, ellos debían descender desde la plataforma a un podio. Ellos tenían que descender varios escalones, desde un punto más alto hasta un punto más bajo, con el fin de llegar al podio en donde ellos quedaban en frente a su llamado dios y ofrecieron oraciones y culto. Eso quiere decir que Juan Pablo II estaba situado por encima de donde los muchos infieles hicieron adoración. Juan Pablo II se había alzado por encima del punto de donde ellos ofrecieron oraciones al llamado dios o a los llamados dioses y a los objetos de culto.

Además, a medida que los paganos e infieles adoraban a su llamado dios o a sus llamados dioses en el podio, ellos ofrecían oraciones hacia el objeto de su culto, tal cual como uno esperaría. Ellos enfrentaban a su llamado dios o a sus llamados dioses. Ellos pronunciaron oraciones hacia la dirección en la cual creían que estaban sus llamados dioses. Los paganos y los infieles estaban, por tanto, posicionalmente opuestos a, o de frente a, o cara a cara con lo que ellos estaban adorando.

El objeto de su culto estaba, por consiguiente, en frente de o posicionalmente opuesto a ellos. Y cuando ellos hicieron esto, ¿dónde estaba Juan Pablo II? Él no sólo estaba alzado en la plataforma y elevado por encima de ellos, como vimos, sino que también estaba reclinado directamente detrás de ellos, en línea recta de donde ellos estaban. Eso quiere decir que, así como los infieles estaban posicionalmente opuestos o en frente del objeto de su culto, Juan Pablo II, reclinado por encima y directamente detrás de ellos, estaba también en oposición posicional o en frente del objeto de su culto.

2 Tesalonicenses 2, 3-4, que predice la apostasía que había de venir, dice que el hombre del pecado es el que se reclina en frente y se alza por encima de todo lo que se llama Dios o es objeto de culto. El pasaje bíblico es una descripción perfecta de Asís y de la posición del Antipapa Juan Pablo II en Asís. Juan Pablo II estaba reclinado en frente, y alzándose por encima de todos los llamados dioses y objetos de culto, tal cual como dice en 2 Tesalonicenses 2, 3-4, y esto ocurrió en un evento mundial histórico, que es el evento en particular más notorio de ἡ ἀποστασία, la apostasía, lo mismo que San Pablo describe en 2 Tesalonicenses 2, 3-4.

La descripción de San Pablo del hombre del pecado en 2 Tesalonicenses 2 encaja perfectamente con el evento en Asís y la posición que tuvo Juan Pablo II en ese mismo evento porque, como debería ser claro ahora, San Pablo estaba describiendo al Antipapa Juan Pablo II como el hombre del pecado, y él estaba describiendo al encuentro de oración en Asís como el evento emblemático de la apostasía profetizada. Y el mismo hombre, el Antipapa Juan Pablo II, que cumple tan perfectamente esta descripción en 2 Tesalonicenses 2 con respecto al hombre del pecado, resulta que también es el rey romano que fue herido, exactamente como dice en el Apocalipsis sobre el Anticristo, o la cabeza de la bestia.

Apocalipsis 13, 3: “Una de sus cabezas [es decir, uno de los siete reyes de Roma asociado con la ramera de Babilonia – véase Apocalipsis 17] como si se le hubiese dado muerte: mas fue sanada de su golpe mortal, y se maravilló toda la tierra, en pos de la bestia”.

También resulta ser aquel que, después de haber sido herido y recuperado en una serie de eventos que sacudieron al mundo y le dieron mayor carisma e influencia para salir con cosas como la de Asís, consiguió que se honrara su imagen a través de una falsa ceremonia de canonización, tal y como dice el Apocalipsis acerca del Anticristo, cuya imagen fue honrada.

Apocalipsis 13, 14: “Extravió a mi pueblo que moraba en la tierra…  diciendo a los que moraban en la tierra que hiciesen una imagen de la bestia, que tiene una herida de espada y que ha revivido”.

Esa ceremonia llego a ser el instrumento a través del cual multitudes se involucraron en la idolatría al profesar como ‘santo’ a un notable idólatra, como se explica en nuestro material. El mismo hombre, Juan Pablo II, resulta ser el sexto rey romano del Estado de la Ciudad del Vaticano. Él, por ende, surgió cuando cinco reyes habían caído, como dice en el Apocalipsis acerca de la bestia que surge en su plenitud durante el reinado del sexto rey, cuando cinco han caído. Es el mismo hombre que ocultó y enterró el Tercer Secreto de Fátima, pero de alguna manera hizo que lo reconocieran como el héroe del falso tercer secreto de Fátima. Él es el mismo hombre que proclamó que él y todos los hombres son Jesucristo y Dios, como probamos en nuestro video ‘San’ Juan Pablo II desenmascarado.

Juan Pablo II fue el hombre del pecado. Esta es la razón por la que su actividad encaja precisamente con las profecías en 2 Tesalonicenses 2 y en el Apocalipsis.

De hecho, como mencioné, el verbo κεῖμαι puede significar yo me reclino. Y ἀντίκειμαι, que es lo que el hombre del pecado hace, es reclinarse en oposición o de frente a algo. Pues bien, cuando usted busca la palabra reclinarse, quiere decir apoyarse o sentarse hacia atrás en una posición cómoda. Entonces, el hombre del pecado se apoyará o se sentará hacia atrás en una posición cómoda, mientras que está por encima y en frente de todo lo llamado dios o es objeto de culto. En Asís, reclinarse es exactamente lo que estaba haciendo Juan Pablo II. Él estaba sentado o apoyado hacia atrás en una posición cómoda, mientras que estaba por encima y en frente de los llamados dioses u objetos de culto. La descripción de San Pablo sobre el Antipapa Juan Pablo II, reclinándose o apoyándose de manera cómoda en este evento insigne de ἡ ἀποστασία, fue perfecta.

También tiene perfecto sentido que el participio ἀντικείμενος en 2 Tesalonicenses 2, 4, que podría traducirse como oponerse o reclinarse en frente, se cumpliera a través del hombre del pecado mostrando una oposición posicional durante un evento, en vez de una oposición de hostilidad a todos los llamados dioses. Los falsos dioses de los no cristianos son, como vimos, demonios. Ellos están bajo el dominio de Satanás. Ellos hacen parte del reino de Satanás, y su reino no está dividido contra sí mismo. Tal y como Jesús dice en Lucas 11, 17-18:

“Todo reino dividido contra sí mismo, es arruinado, y las casas caen una sobre otra. Si pues, Satanás se divide contra él mismo, ¿cómo se sostendrá su reino?”.

Tiene perfecto sentido, por tanto, que el hombre del pecado hospedaría un evento que caracteriza a ἡ ἀποστασία, durante el cual él está posicionado en frente y por encima de todo lo llamado dios y objeto de culto, en vez de intentar derribar u oponerse a la adoración de falsos dioses de manera hostil, ya que esos llamados dioses son, en efecto, demonios. En lugar de eso, Satanás quiere poner la adoración de todos los falsos dioses, que él ha inventado, a la par espiritual con el verdadero Dios, y eso fue lo que el hombre del pecado trató de hacer a través de Asís y de su apostasía e indiferentismo totales.

En la versión completa de este video, vamos a cubrir numerosos aspectos extra sobre este asunto. En ella se mostrará cómo Juan Pablo II se ajusta precisamente a la profecía sobre el hombre del pecado sentado en el templo de Dios, manifestándose a sí mismo que es Dios. De hecho, el Antipapa Juan Pablo II manifestó y proclamó que él es Dios –mientras estaba sentado en el templo de Dios– de una manera que ningún otro lo había hecho en la historia cristiana. Eso fue probado en detalle en nuestro video ‘San’ Juan Pablo II desenmascarado.

Nuestra Señora de la Salette, 19 de septiembre de 1846: “Roma perderá la fe y se convertirá en la sede del Anticristo”.

2 Tesalonicenses 2, 4: “hasta sentarse él mismo [καθίσαι] en el templo de Dios, manifestándose a sí mismo que es Dios”.

La versión más larga de este video también demostrará que, al identificar adecuadamente al templo de Dios en 2 Tesalonicenses 2, 4 –y, por ende, lo que la Escritura declara ser el templo de Dios en el Nuevo Testamento–, demuestra también que la fe católica tradicional es la única verdadera fe de Jesucristo, y que la Iglesia católica es la única verdadera Iglesia de Jesucristo, fuera de la cual no hay salvación.

Mateo 16, 18-19: “Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra Yo edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos, y cuanto atares sobre la tierra será atado en los cielos, y cuanto desatares sobre la tierra será desatado en los cielos”.

Mateo 18, 17: “Si a ellos no escucha, dilo a la Iglesia. Y si no escucha tampoco a la Iglesia, sea para ti como un pagano y como un publicano”.

Papa Gregorio XVI, Summo iugiter studio, 27 de mayo de 1832, sobre no hay salvación fuera de la Iglesia: “Vosotros sabéis cuan celosamente nuestros predecesores enseñaron el artículo de fe que éstos se atreven negar, a saber, la necesidad de la fe católica y de la unidad para la salvación… Omitiendo otros pasajes adecuados, que son casi innumerables en los escritos de los Padres, elogiamos a San Gregorio Magno quien expresadamente declara que ÉSTA ES DE HECHO LA ENSEÑANZA DE LA IGLESIA CATÓLICA. Él dice: ‘La santa Iglesia universal enseña que no es posible adorar verdaderamente a Dios excepto en ella, y asevera que todos los que están fuera de ella no serán salvos’. Los actos oficiales de la Iglesia proclaman el mismo dogma. Así, en el decreto sobre la fe que Inocencio III publicó en el IV sínodo de Letrán, está escrito: ‘Y una sola es la Iglesia universal de todos los fieles, fuera de la cual absolutamente nadie se salva’. Finalmente, el mismo dogma es también mencionado expresamente en la profesión de fe propuesta por la Sede Apostólica, no sólo al uso de todas las iglesias latinas, sino también… al uso de otros católicos orientales… que Nos no podíamos contener nuestra pluma en reforzar esta verdad con muchos testimonios”.

Sin embargo, durante la apostasía profetizada, el templo de Dios –el templo que pertenece a la verdadera Iglesia de Cristo y que normalmente representa el lugar en donde se ubica el líder de la verdadera Iglesia– es apoderado por el hombre del pecado, por la veneración de su imagen, y por la falsa Iglesia de los últimos tiempos, la ramera de Babilonia, como parte del engaño final.

La versión completa del video también abordará y refutará una objeción común que las personas promueven sobre el asunto del hombre del pecado y el Anticristo.

No obstante, lo que hemos cubierto debería dejar claro que el Antipapa Juan Pablo II fue el hombre del pecado. Aparte de todo lo demás, él fue el que se reclinó frente a, y se alzó por encima de todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, en el evento emblemático de la apostasía profetizada, tal y como dice en 2 Tesalonicenses 2, 3-4.

El reconocimiento de esto les da a las personas un entendimiento de la gravedad del mal, y de la verdadera naturaleza de la crisis con la que estamos tratando. Entre muchas otras razones, Juan Pablo II fue particularmente significativo puesto que sus heréticos actos revolucionarios, su falso ecumenismo y su indiferentismo religioso, fueron los que abrieron el camino para subsecuentes actos de naturaleza similar que ahora ocurren habitualmente en la secta del Vaticano II.

Lo que Juan Pablo II hizo en el campo de los pecados mortales contra el primer mandamiento, y la aceptación de las falsas religiones y de los falsos dioses, ahora se repite y se acepta comúnmente en todo el mundo por las personas que reclaman ser católicas, sólo porque Juan Pablo II dio los audaces y revolucionarios pasos para cometer apostasía pública de una manera sin precedentes, para hacer lo que antes de él nadie había hecho, y lo que siempre había sido considerado como impensable y anatema. Una vez que él dio esos pasos revolucionarios de apostasía, las personas en toda la falsa Iglesia comenzaron a hacer las mismas cosas. Sus actos y falsas enseñanzas son los que caracterizan actualmente al indiferentismo y a la infidelidad de la gran ramera, y es a través de su indiferentismo y falso ecumenismo que ella induce a las personas al pecado mortal y a la herejía con regularidad.

Por medio de su apostasía, Juan Pablo II intentó destruir los mandamientos de Dios, sus enseñanzas y su programa en la Tierra. Multitudes lo siguieron en la herejía, apostasía e idolatría, y multitudes más actualmente están aceptando dichas cosas a través de la veneración de su imagen, que es un aspecto crucial de las profecías acerca del Anticristo. Él fue el hombre del pecado, el hijo de la destrucción.

Juan Pablo II: “¿Saben lo que es? ¿Lo saben? Vamos a destruir el programa, ¡destruir el programa!”.