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Las herejías de Pablo VI (1963-1978), el hombre que promulgó la nueva misa y las enseñanzas del Vaticano II
“¿Cómo un sucesor de Pedro ha podido en tan poco tiempo causar más males a la Iglesia que la revolución de 1789… la más radical, rápida y generalizada en su historia – algo que ningún heresiarca jamás ha logrado?… ¿Tenemos realmente un papa o un intruso en la Sede de Pedro?”[1] (Arzobispo Marcel Lefebvre comentando sobre el reinado de Pablo VI en 1976).
Pablo VI (izquierda) llevando el pectoral de efod del sumo sacerdote judio, (centro) deshaciéndose de la tiara papal (un símbolo de la autoridad papal) y (derecha) participando en falso ecumenismo y dando un posible saludo masónico con un líder cismático
Pablo VI
Pablo VI fue el hombre que decía ser el jefe de la Iglesia Católica desde el 21 de junio de 1963 hasta el 6 de agosto de 1978. Él fue el hombre que promulgó el Concilio Vaticano II y la nueva misa. Ya hemos visto que las pruebas indican que el hombre que precedió y elevó a Pablo VI, Juan XXIII, fue un masón y un manifiesto hereje. También hemos visto que los documentos del Vaticano II contienen muchas herejías, y que la nueva misa promulgada por Pablo VI, representó una revolución litúrgica.
Pablo VI ratificó solemnemente todos los 16 documentos del Vaticano II. No es posible que un verdadero papa de la Iglesia Católica ratifique solemnemente enseñanzas que son heréticas. Como se verá en más detalle más adelante en este libro, el hecho que un papa haya ratificado solemnemente las enseñanzas heréticas de Vaticano II, demuestra que Pablo VI no fue un verdadero papa, sino un antipapa.
Es importante tener en cuenta que Pablo VI fue quien dio al mundo la nueva misa, los nuevos “sacramentos” y las enseñanzas heréticas del Vaticano II. Si usted asiste a la nueva misa o acepta las enseñanzas del Vaticano II, la confianza que usted tiene por esas cosas están legítima y directamente relacionadas con la confianza que usted tiene de que Pablo VI fue un verdadero papa católico.
A continuación exponemos las sorprendentes herejías de Pablo VI. Mostramos, a partir de sus discursos y escritos oficiales, que Pablo VI era un completo apóstata que no era ni siquiera remotamente católico. Todos los discursos y escritos oficiales del hombre que decía ser el papa están extraídos del periódico semanal del Vaticano L’Osservatore Romano. El Vaticano ha reimpreso la publicación de su periódico desde el 4 de abril de 1968 hasta el presente. De esos discursos, vamos a probar que Pablo VI no era un verdadero papa debido a la irrefutable e innegable evidencia de que él era un completo apóstata y hereje.
Estas preguntas no nos llevan a discusiones complejas. ¿Dios existe? Sí. ¿Quién es Dios? La Santísima Trinidad. ¿Qué conocimiento puede tener el hombre acerca de Él? La fe católica. ¿Qué relaciones tiene cada uno de nosotros con Él? Pertenecer a la Iglesia por Él establecida. Pablo VI está declarando que estas son preguntas interminables y complejas. Ningún católico afirmaría semejante disparate, que se burla y hace sin sentido a la fe católica y al verdadero Dios.
Aquí Pablo VI afirma y aprueba explícitamente la blasfemia modernista de que todo está en un estado de evolución. Esta herejía fue condenada explícitamente por el papa San Pío X.
PABLO VI SOBRE LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS
La Iglesia Católica enseña que todas las religiones no católicas son falsas. Sólo existe una verdadera Iglesia, fuera de la cual nadie puede salvarse. Este es un dogma católico.
Todas las otras religiones pertenecen al diablo. Esta es la enseñanza de Jesucristo, de la Iglesia Católica y de la Sagrada Escritura. Véase 1 Cor. 10, 20 y Salmo 95, 5. Todo aquel que muestre aprecio por las religiones no cristianas, o las considere buenas o dignas de respeto, niega a Jesucristo y es un apóstata.
Papa Pío XI, Mortalium animos, # 2, 6 de enero de 1928: “… en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables,… Cuantos sustentan esta opinión, no sólo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión…”[7].
He aquí más del pensamiento de Pablo VI sobre las religiones no cristianas del diablo:
Esto es apostasía, un rechazo total de Jesucristo.
¡Aquí Pablo VI dice que las religiones inventadas por el hombre, son a veces extremadamente nobles! Esto es apostasía, un rechazo a Jesucristo y a la fe católica.
Él dice que aprecia las religiones falsas.
En su discurso del 22 de agosto de 1969, Pablo VI elogió al hindú Gandhi, y afirmó que él estaba: “Siempre consciente de la presencia de Dios…”[14].
Los hindúes son paganos e idólatras que adoran muchos dioses falsos diferentes. El hecho que Pablo VI haya elogiado al famoso hindú Gandhi por estar “siempre consciente de la presencia de Dios”, demuestra otra vez, que Pablo VI era un completo indiferente en lo religioso. Pablo VI también elogió oficialmente la falsa religión del hinduismo en el documento oficial del Vaticano II, Nostra aetate # 2 (sobre las religiones no cristianas), ya citado en el capítulo sobre el Vaticano II.
Nótese otra vez que Pablo VI estima las falsas religiones; esto es satánico.
Pablo VI dice que las diferencias religiosas son honradas en India y que le complace ver esto. Esto significa que él honra el culto a los dioses falsos.
Aquí Pablo VI revela atrevidamente que él está predicando un nuevo evangelio. Las religiones no cristianas, nos dice, ya no son un obstáculo para la evangelización. Esta es una religión anticristiana de apostasía.
Papa Gregorio XVI, Mirari vos, # 13, 15 de agosto de 1832: “… entiendan, por lo tanto, los que piensan que por todas partes se va al puerto de salvación, que, según la sentencia del Salvador, ‘están ellos contra Cristo, pues no están con Cristo’, (Lc. 11, 23) y que los que no recolectan con Cristo, esparcen miserablemente, por lo cual es ‘indudable que perecerán eternamente los que no tengan fe católica y no la guarden íntegra y sin mancha’ (Credo Atanasiano)”[18].
¡Pablo VI nos dice que es correcto conservar las falsas religiones que adoran dioses falsos con “profunda veneración”! Esta puede ser la peor herejía que Pablo VI haya pronunciado.
¿La verdadera religión estima a las falsas religiones? No, esto de nuevo es abiertamente herético.
Esta es una de las declaraciones más perversas, reveladoras y heréticas que Pablo VI haya pronunciado. Él elogia la sabiduría contenida en las imágenes del templo pagano sintoísta, en otras palabras, ¡él está elogiando a los ídolos de los sintoístas!
PABLO VI SOBRE EL BUDISMO
El budismo es una religión falsa y pagana del Oriente que enseña la creencia en la reencarnación y el karma. Los budistas sostienen que la vida no vale la pena vivirla, y que toda forma de existencia consciente es un mal. Los budistas adoran varios dioses falsos. El budismo es una religión idólatra y falsa del diablo. Este es el pensamiento de Pablo VI sobre el budismo:
Según Pablo VI, ¡la falsa, pagana e idólatra religión del budismo es una de las “riquezas” de Asia!
Nótese su idolatría y apostasía al admirar, no solamente a los budistas, también a la falsa religión del budismo.
Él dice primero que la Iglesia Católica ve con sincero respeto la forma de vida budista. Esto es herejía. Luego dice que, en esta ocasión, le complace recordar las palabras de San Juan: el que hace la voluntad de Dios vive para siempre. Su significado es claro, esto es, que los budistas vivirán para siempre; o sea, ellos se salvarán. Esto es totalmente herético.
Pablo VI dice que la Iglesia Católica considera con estima y respeto las riquezas espirituales de la falsa religión del budismo. ¡Luego dice que desea colaborar con el patriarca budista para el logro de la salvación del hombre! Esto es herejía y apostasía.
PABLO VI SOBRE EL ISLAM
El islam es una religión falsa que niega la divinidad de Cristo y rechaza la Santísima Trinidad. Además de rechazar al verdadero Dios, el islam permite la poligamia hasta cuatro esposas, y sus seguidores (los musulmanes) propagan esta falsa religión con un celo no sin igual entre los demás. El islam es entre las falsas religiones la más cruelmente anti-cristiana. En muchos países islámicos la conversión al cristianismo significa la muerte. La propagación de la verdadera fe está estrictamente prohibida por los musulmanes. La sociedad islámica es una de las más malvadas de la historia humana. Esto es lo que Pablo VI pensaba sobre esta falsa religión que rechaza a Cristo y la Trinidad:
Pablo VI habla sobre la “riqueza” de la fe islámica, una “fe” que rechaza a Jesucristo y la Trinidad. Dice que esta “fe” nos une al único Dios. Esto es apostasía.
Los musulmanes no adoran al único Dios verdadero, la Santísima Trinidad, junto con los católicos, como lo hemos demostrado en el capítulo sobre las herejías del Vaticano II. Afirmar que los musulmanes adoran al mismo Dios que los católicos es herejía. Y los musulmanes ciertamente no adoran al Dios que juzgará a la humanidad en el último día, Jesucristo.
Él dice que los musulmanes son nuestros hermanos en la fe. Esto es apostasía. Luego dice que los musulmanes siempre encontrarán estima en el Vaticano.
Él menciona su gran respeto por la falsa fe del islam, y conmemora a los musulmanes que fueron testigos de esta falsa religión con la muerte. Esto es total apostasía.
Esta es probablemente la declaración más escandalosa que hemos visto respecto a la herejía de que existen mártires no católicos. Pablo VI dice que los musulmanes (que ni siquiera creen en Cristo o la Trinidad) son mártires, además de los anglicanos. Esto es realmente increíble y totalmente herético.
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, 1441, ex cathedra: “Y que nadie, por más limosnas que hiciere, aun cuando derramare su sangre por el nombre de Cristo, puede salvarse, si no permaneciere en el seno y unidad de la Iglesia Católica”[34].
Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, “Credo dogmático Atanasiano”, 1439: “Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe católica; y el que no la guardare íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre…”[35].
PABLO VI SOBRE LA LIBERTAD RELIGIOSA
Esto es completamente falso y herético. La Iglesia Católica ha afirmado durante su larga historia, a costa de la opresión y la persecución, que la religión de Jesucristo es la única verdadera; y que Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Sin embargo, Pablo VI nos quiere hacer creer que los mártires fueron torturados horriblemente, no por su profesión de fe en Cristo, ¡sino para que todos tengan la libertad de profesar sus diferentes religiones falsas! ¡Esta es una distorsión increíblemente herética de la verdad!
Una vez más, en el capítulo sobre la revolución del Vaticano II mostramos que la doctrina sobre la libertad religiosa, que fue defendida por Pablo VI fue, de hecho, condenada por los papas católicos.
PABLO VI SOBRE LOS “ORTODOXOS”
Aquí vemos a Pablo VI dando un saludo masónico al patriarca cismático oriental de Constantinopla, Atenágoras, el 5 de enero de 1964. Ambos también levantaron mutuamente las excomuniones recíprocas de 1054. Esto significa que Pablo VI consideraba que los “ortodoxos” orientales ya no estaban excomulgados, aunque ellos nieguen el papado. Por lo tanto, según Pablo VI, el papado no es un dogma obligatorio bajo pena de excomunión.
Los “ortodoxos” orientales son cismáticos que rechazan la infalibilidad papal y los últimos trece concilios generales de la Iglesia Católica. Ellos rechazan que el Espíritu Santo proceda de la Segunda Persona de la Trinidad; ellos permiten el divorcio y el segundo matrimonio; y muchos de ellos rechazan la Inmaculada Concepción. Esto es lo que Pablo VI pensaba de estos cismáticos:
Él dice que el liderazgo en una iglesia cismática es un gran ministerio.
Él dice que las iglesias cismáticas son venerables.
Entonces Pablo VI respeta el rechazo del papado y la infalibilidad papal.
Esto significa que la iglesia cismática es la Iglesia de Cristo.
Los “ortodoxos” cismáticos están anatematizados por la Iglesia Católica por negar el papado, y por no aceptar los dogmas de la fe católica. Pero Pablo VI solemnemente levanta estos anatemas contra ellos, como hemos mencionado anteriormente. Como la declaración anterior, este discurso de Pablo VI significa que él intentó anular el papado como un dogma que debe ser creído bajo pena de anatema o condenación.
Tenga en cuenta dos cosas: en primer lugar, Pablo VI dice que va a orar por el alma de un cismático fallecido, indicando que el fallecido patriarca no católico pudo salvarse, lo que es herético. En segundo lugar, él invoca la bendición consoladora de Dios sobre toda la Iglesia ortodoxa copta. ¿Qué hay de eso de que sólo existe una Iglesia verdadera y que la Iglesia cismática copta no forma parte de ella? ¿Y eso de la gracia de Dios por la conversión de la Iglesia ortodoxa copta a la verdadera Iglesia? La declaración de Pablo VI muestra, una vez más, que él sostenía que las sectas heréticas son iglesias verdaderas, y que la fe católica carece de sentido.
Papa Gregorio XVI, 27 de mayo de 1832: “No os engañéis, mi hermano; quien sigue a un cismático, no obtendrá la herencia del reino de Dios”[50].
Él llama “santo” al concilio cismático y “venerable” a la iglesia cismática. Pablo VI era un cismático.
Él llama “Su Santidad” al patriarca cismático de Moscú y celebra el quincuagésimo aniversario de la Iglesia cismática.
Esto es todo lo que se necesita ver para saber que Pablo VI era un cismático y no un católico. Él hizo una declaración conjunta con un “papa” cismático. Él reconoce a este cismático como titular de la sede de San Marcos. Esto es una blasfemia contra el papado, ya que este cismático no tiene ninguna autoridad. Él rechaza todas las formas de proselitismo ―esto es, tratar de convertir a los cismáticos― y dice “cese donde pueda que exista”. Pablo VI era un formal hereje y cismático.
PABLO VI SOBRE LAS OTRAS SECTAS PROTESTANTES
El protestantismo se inició con el sacerdote alemán Martín Lutero, que abandonó la Iglesia Católica e inició la revolución protestante en 1517. Lutero negó el libre albedrío, el papado, la oración a los santos, el purgatorio, la tradición, la transubstanciación y el santo sacrificio de la misa. Lutero reemplazó la misa con un servicio conmemorativo de la última cena. Todos los sacramentos excepto el bautismo y la santa eucaristía fueron rechazados. Lutero decía que tras de la caída de Adán, el hombre no podía hacer ninguna obra buena. La mayoría de los protestantes tienen las mismas creencias de Lutero, pero todos ellos rechazan muchos dogmas católicos. Esto es lo que Pablo VI pensaba de estos herejes y cismáticos:
Aquí Pablo VI revela que la agenda del Vaticano II con respecto a las sectas protestantes ha pasado desde la posición polémica ―en otras palabras, una oposición a sus falsas doctrinas― a una actitud de aceptación y de respeto mutuo por su falsa religión.
Pablo VI dice que los protestantes no deben convertirse, sino que deben permanecer leales a sus creencias.
Esta es una homilía increíble. Él asegura su estima a los herejes de las otras denominaciones. Considere que Pablo VI ni siquiera conoce personalmente a todas esas personas que estima. Él no sabía nada acerca de ellos, salvo que ellos pertenecían a una de esas sectas, ¡y él les asegura su estima sobre esa base!
Pablo VI dice que el Consejo Mundial de Iglesias ha sido creado para restaurar y manifestar a todos la perfecta comunión en la fe y amor que es el don de Cristo a su Iglesia. Adviértase la sorprendente implicación de esta declaración. La perfecta comunión en la fe y caridad que es el don de Cristo a su Iglesia, es la institución de la Iglesia Católica, la Iglesia universal fundada por Cristo. ¡Pero Pablo VI dice que esto se manifiesta a través del Consejo Mundial de Iglesias! El Consejo Mundial de Iglesias es una organización formada por muchas sectas de diferentes denominaciones. Un comentarista tradicional la rotularía correctamente como una organización comunista que intenta diluir y emancipar a las iglesias “cristianas” del mundo. Pero indudablemente se trata de una organización ecuménica muy herética formada por varias religiones hechas por el hombre.
Papa Pío IV, Concilio de Trento, Profesión de fe, ex cathedra: “… esta verdadera fe católica, fuera de la cual nadie puede salvarse… que ahora profeso y verdaderamente mantengo…”[64].
Esto significa que Pablo VI quiere unirse con la secta anglicana sin absorberla, es decir, sin tener que convertirlos.
Papa Gregorio XVI, 27 de mayo de 1832: “Finalmente algunas de estas descarriadas personas intentan persuadirse a sí mismas y a otros que los hombres no se salvan únicamente en la religión católica, sino que incluso los herejes pueden alcanzar la vida eterna”[68].
PABLO VI SOBRE EL CONTROL DE LA NATALIDAD
Pablo VI favoreció el control de la natalidad.
Pablo VI dice en Humanae vitae que las parejas son perfectamente libres de no tener hijos si no lo desean.
PABLO VI SOBRE LAS NACIONES UNIDAS
Las Naciones Unidas es una organización malvada que promueve la contracepción y el aborto, y busca tener el control de la toma de decisiones de todos los países del planeta. El ex secretario general de la ONU, U Thant, elogió al comunista Lenin como un hombre cuyos “ideales fueron recogidos en la carta de las Naciones Unidas”[72]. Esto es lo que Pablo VI pensaba de la ONU.
En primer lugar, Pablo VI dice que la ONU es el camino que hay que tomar. Él dice que la ONU, no la Iglesia Católica, es el mejor medio para la causa de la justicia y la paz para el mundo. En segundo lugar, ¡él dice que la ONU es el organismo universal (es decir, católico) para la humanidad! Él reemplaza la Iglesia Católica por la ONU.
PABLO VI PROMUEVE EL NUEVO ORDEN MUNDIAL
PABLO VI SOBRE EL CULTO DEL HOMBRE
Esto es una blasfemia. Pablo VI estaba aquí citando la herejía del Vaticano II.
Esto significa que el hombre es la verdad.
Considérese ese sorprendente mensaje. Él no dice que la teología, el estudio de Dios, es la ciencia más preciosa; él dice que la ciencia más preciosa es la de conocerse a sí mismo y soñar con la propia conciencia. Él también dice que viva la fiesta (es decir, larga vida al día santo) libre de otros compromisos (¿quizás sin asistir a misa?), un día santo ocupado en la exploración de los secretos de la vida propia. En otras palabras, él quiere un día santo que se ocupe en el hombre sin otros compromisos. Esto es claramente el culto del hombre.
Nótese que sólo dice que somos para el Evangelio si el Evangelio es para el hombre.
PABLO VI SOBRE LA NAVIDAD
La navidad es el cumpleaños de Jesucristo. No es el cumpleaños de nuestra vida porque no somos Jesucristo. Pero esto era lo que Pablo VI predicaba.
La palabra incipiente significa un “comienzo, una etapa inicial”[102]. Por lo tanto, Pablo VI dice que en el nacimiento de Cristo encontramos las primeras etapas de la vida del hombre. Esto implica, una vez más, que el hombre es Cristo.
Esto claramente significa que el hombre es Dios mismo hecho hombre, nuestro Señor Jesucristo.
Papa San Pío X, E supremi apostolatus, 4 de octubre de 1903: “… esta es la señal propia del anticristo según el mismo Apóstol, el hombre mismo con temeridad extrema ha invadido el campo de Dios, exaltándose por encima de todo aquello que recibe el nombre de Dios…”[105].
Pablo VI fue un hereje manifiesto y un antipapa no católico.
OTROS CAMBIOS REALIZADOS POR PABLO VI
Pablo VI deshaciéndose de la tiara papal
El 13 de noviembre de 1964, Pablo VI subastó la tiara papal de triple corona en la Feria Mundial de New York[106]. La tiara papal es un signo de la verdadera autoridad del papa, las tres coronas representan la autoridad dogmática, litúrgica y disciplinaria del papa. Al entregarla, Pablo VI simbólicamente renunció a la autoridad del papado (aunque él no tenía nada a que renunciar puesto que en realidad era un antipapa). Sin embargo, ello fue un acto simbólico de cómo él era un satánico infiltrado cuya misión era intentar destruir la Iglesia Católica. (Nótese que también el “cardenal” Ottaviani, de quien muchos creen falsamente fue un verdadero conservador, permanece a la derecha del antipapa Pablo VI durante este acto).
PABLO VI TAMBIÉN FUE VISTO MUCHAS VECES LLEVANDO EL PECTORAL DE EFOD, TAMBIÉN CONOCIDO COMO EL JUICIO DE RAZÓN DEL SUMO SACERDOTE JUDÍO
Pablo VI llevando el pectoral de efod, una vestimenta usada por los masones y los sumos sacerdotes judíos
Nótese que las doce piedras representan las doce tribus de Israel. Esto no sólo es el pectoral del sumo sacerdote judío, que además, según la Enciclopedia de la Masonería de Mackey, el efod es también “usado en los capítulos americanos (masónicos) del Arco Real, por el sumo sacerdote como parte de sus ornamentos oficiales”. El efod era la vestimenta que fue usada por Caifás, el sumo sacerdote de la religión judía, que ordenó que Jesucristo fuera condenado a muerte, a la crucifixión.
El antipapa Pablo VI usó numerosas veces el pectoral de efod, también conocido como el Juicio de Razón del sumo sacerdote judío. Dios permite cosas como estas para que la gente reconozca que esos son los hombres infiltrados y enemigos de la Iglesia Católica.
Además de todas las herejías que hemos cubierto en los discursos de Pablo VI, él fue el hombre que con autoridad implementó el falso Segundo Concilio Vaticano, cambió la misa católica por un servicio protestante y cambió el rito de cada uno de los sacramentos. Él cambió la materia o forma de la eucaristía, de la extremaunción, del orden sagrado y la confirmación. Pablo VI quiso asesinar a Cristo en la misa (quitándola y reemplazándola por una falsificación), y quiso asesinar a su Iglesia Católica tratando de cambiar la Iglesia por completo.
A los dos años de la clausura del Vaticano II, Pablo VI suprimió el Índice de Libros Prohibidos, una decisión que un comentarista calificó acertadamente de “incomprensible”.
Otra foto de Pablo VI llevando de pectoral el efod
Pablo VI suprimió el juramento contra el modernismo en el mismo momento en que el modernismo estaba floreciendo como nunca antes. El 21 de noviembre de 1970[107], Pablo VI también excluyó a los cardenales de más de 80 años de participar de las elecciones papales. Pablo VI desbarató la corte papal, disolvió la guardia noble y la guardia palatina[108]. Pablo VI abolió el rito de la tonsura, todas las cuatro órdenes menores, y el rango del subdiaconado[109].
Bajo Pablo VI, el Santo Oficio fue reformado: ahora su principal función es investigar, no defender la fe católica[111]. Según los que vieron la película de la visita de Pablo VI a Fátima, él no rezó el Avemaría[112].
En 1969, Pablo VI eliminó a cuarenta santos del calendario litúrgico oficial[113].
Pablo VI eliminó los exorcismos solemnes del rito bautismal. En lugar de los exorcismos solemnes, los reemplazó por una oración opcional que apenas hace una referencia pasajera de la lucha contra el demonio[114].
Otra foto clara de Pablo VI llevando de pectoral el efod
Pablo VI concedió más de 32.000 solicitudes de sacerdotes que pidieron ser liberados de sus votos para volver al estado laical; el mayor éxodo de sacerdotes desde la revolución protestante[115].
La desastrosa influencia de Pablo VI fue inmediatamente visible. Por ejemplo, en Holanda ni un solo candidato solicitó la admisión al sacerdocio en 1970, y en un plazo de doce meses todos los seminarios fueron cerrados[116]. La destrucción espiritual estaba en todas partes; incontables millones abandonaron la Iglesia, muchos otros dejaron de practicar su fe y confesar sus pecados.
Y mientras Pablo VI era la causa de este implacable desastre y destrucción espiritual, como serpiente astuta que era, él calculadamente desviaba la atención de sí mismo. En la que quizás es su cita más famosa, señaló que el humo de Satanás había penetrado en el templo de Dios.
Cuando Pablo VI hizo esta declaración, todo el mundo miraba a los cardenales, a los obispos y los sacerdotes para descubrir dónde podría estar este humo. Miraron a todos excepto al hombre que hizo esta declaración. Pero en realidad, Pablo VI fue el humo de Satanás, y él hizo esta declaración para desviar la mirada de la gente sobre él, y en esto él tuvo éxito. Pero lo que es quizás más alarmante es que la famosa declaración de Pablo VI es básicamente una referencia directa al Apocalipsis 9, 1-3.
En Apocalipsis 9 vemos una referencia directa al humo de Satanás y a alguien a quien se le da las llaves para desatarlo. El antipapa Pablo VI no tenía las llaves de San Pedro, pero le fue dada la llave del pozo del abismo. Fue él quien introdujo el humo del gran horno de Satanás; como lo dijo, por alguna grieta.
Pablo VI se burló de nuevo de la gente. Él dice que la Iglesia está en un proceso de “auto-demolición” y es “herida por ella misma”. ¡Él de nuevo está refiriéndose a sí mismo, porque fue él quien estaba tratando de destruirla y herirla a cada momento!
PABLO VI SOBRE LA “MAGIA”
Los católicos tienen prohibido practicar la magia. Pero Pablo VI hablaba frecuentemente de la magia.
¿Por qué Pablo VI habló tanto acerca de la magia? Ello fue, en nuestra opinión, precisamente porque él sabía que era la magia negra lo que le permitía a él, un infiltrado satánico, engañar al mundo haciéndolo pensar que él era un papa, de manera que él pudiera destruir la misa y casi toda la Iglesia Católica. Él sabía que era su magia negra lo que le permitió cambiar el rito de todos los sacramentos y endosar su nueva religión del Vaticano II sobre el mundo.
PABLO VI ADMITIÓ QUE SU IGLESIA ERA LA RAMERA DE BABILONIA
En el Apocalipsis, capítulos 17 y 18, se predice que se levantará una ramera en los últimos días en la ciudad de las siete colinas, que es Roma. Esta ramera pisará sobre la sangre de los santos y mártires. Esta ramera es claramente todo lo contrario de la inmaculada esposa de Cristo, la Iglesia Católica. En otras palabras, la ramera de Babilonia será una Iglesia falsa de Roma que aparecerá en los últimos días. Cerca del final de este libro presentamos la evidencia de que la ramera de Babilonia es la secta del Vaticano II, una falsa esposa de Cristo (la Santa Iglesia Católica es la esposa de Cristo) que aparecerá en Roma en los últimos días para engañar a los fieles católicos.
En la siguiente cita, el antipapa Pablo VI esencialmente admite que su nueva Iglesia es ésta falsa Iglesia al admitir que su “iglesia” ha abandonado su oposición al mundo, que es lo que caracteriza a la verdadera Iglesia.
Pablo VI, audiencia general, 1 de octubre de 1969: “Por otro lado, ella [la Iglesia] también está tratando de adaptarse y asimilarse a los caminos del mundo; ella se ha quitado sus vestimentas sagradas que la distinguen porque quiere sentirse más humana y terrena.
Aquí Pablo VI admite que la Iglesia post-Vaticano II es una Iglesia falsa que se ha adaptado al mundo y que ha asimilado los caminos del mundo con afán. Esta es una admisión impresionante de Pablo VI. Él en pocas palabras admite que la Iglesia post-Vaticano II es la ramera de Babilonia.
El hecho de que Pablo VI frecuentemente usara el efod judío junto con todos sus otros sistemáticos intentos para destruir toda la tradición católica, son una fuerte evidencia de que él era un judío satánico infiltrado.
De hecho, los antepasados de Pablo VI eran judíos. Su verdadero nombre era Giovanni Montini. La familia Montini aparece en el Libro de Oro de la Nobleza Italiana (1962-1964, p. 994): “Una rama de la noble familia de Brescia… de donde viene su blasón noble y que reconoce como su seguro tronco y fundador a un Bartolomé (Bartolino) de Benedictis, dice que Montini era de origen judío”[129].
Otra foto del antipapa Pablo VI llevando el juicio de razón del sumo sacerdote judío
Hemos demostrado que Pablo VI era un completo apóstata que creía que las falsas religiones son verdaderas, que la herejía y el cisma no tienen nada de malo, y que los cismáticos no deben ser convertidos, por decir lo menos.
Si usted acepta el Vaticano II o la nueva misa o los nuevos ritos de los sacramentos ―en definitiva si acepta la religión del Vaticano II―, este es el hombre de cuya religión usted está siguiendo, un manifiesto hereje infiltrado, cuya misión fue derrumbar y destruir cuanto sea posible la fe católica.
Los católicos no deben asistir a la nueva misa del antipapa Pablo VI (el Novus Ordo) y deben rechazar completamente el Vaticano II y los nuevos ritos de los sacramentos. Los católicos deben rechazar completamente al antipapa Pablo VI porque él no era católico. Los católicos deben rechazar y no apoyar a ningún grupo que acepte a este apóstata como papa, o que acepta la nueva misa o el Vaticano II o los nuevos ritos sacramentales de Pablo VI.
LA FIRMA DEL ANTIPAPA PABLO VI CONTIENE TRES SEIS
Esta es una foto de la firma del antipapa Pablo VI. Si usted gira el texto, verá que hay tres seis. La que aparece a la derecha de la primera foto es otra, más ampliada con su nombre vuelto al revés. Se ve claramente el 666. Por lo que sabemos, esta era la forma como firmaba Pablo VI.
[1] Declaración del arzobispo Marcel Lefebvre, agosto de 1976; citado parcialmente por Mons. Tissier De Mallerais, The Biography of Marcel Lefebvre, Kansas City, MO: Angelus Press, 2004, p. 505.
[2] L’Osservatore Romano, 14 de diciembre de 1972, p. 1.
[3] L’Osservatore Romano, 5 de julio de 1973, p. 1.
[4] The Papal Encyclicals, de Claudia Carlen, Ed. inglesa, Raleigh: The Pierian Press, 1990, vol. 3 (1903-1939), p. 82.
[5] The Papal Encyclicals, vol. 1 (1740-1878), p. 230.
[6] L’Osservatore Romano, 16 de noviembre de 1972, p. 1.
[7] The Papal Encyclicals, vol. 3 (1903-1939), pp. 313-314.
[8] L’Osservatore Romano, 11 de octubre de 1973, p. 10.
[9] L’Osservatore Romano, 20 de enero de 1972, p. 1.
[10] L’Osservatore Romano, 22 de diciembre de 1977, p. 2.
[11] L’Osservatore Romano, 18 de diciembre de 1969, p. 2.
[12] L’Osservatore Romano, 17 de diciembre de 1970, p. 7.
[13] L’Osservatore Romano, 14 de julio de 1977, p. 12.
[14] L’Osservatore Romano, 9 de octubre de 1969, p. 5.
[15] L’Osservatore Romano, 25 de diciembre de 1975, p. 5.
[16] L’Osservatore Romano, 12 de septiembre de 1974, p. 2.
[17] L’Osservatore Romano, 10 de octubre de 1974, p. 7.
[18] The Papal Encyclicals, vol. 1 (1740-1878), p. 238.
[19] L’Osservatore Romano, 11 de octubre de 1973, p. 4.
[20] L’Osservatore Romano, 14 de agosto de 1969, p. 12.
[21] L’Osservatore Romano, 11 de marzo de 1976, p. 12.
[22] L’Osservatore Romano, 13 de septiembre de 1973, p. 8.
[23] L’Osservatore Romano, 1 de noviembre de 1973, p. 1.
[24] L’Osservatore Romano, 30 de enero de 1975, p. 5.
[25] L’Osservatore Romano, 15 de junio de 1972, p. 5.
[26] L’Osservatore Romano, 23 de junio de 1977, p. 5.
[27] L’Osservatore Romano, 21 de junio de 1973, p. 5.
[28] L’Osservatore Romano, 21 de septiembre de 1972, p. 2.
[29] L’Osservatore Romano, 2 de octubre de 1969, p. 2.
[30] L’Osservatore Romano, 24 de junio de 1976, p. 4.
[31] L’Osservatore Romano, 22 de diciembre de 1977, p. 2.
[32] L’Osservatore Romano, 14 de agosto de 1969, p. 10.
[33] L’Osservatore Romano, 7 de agosto de 1969, p. 1.
[34] Denzinger 714.
[35] Decrees of the Ecumenical Councils, vol. 1, pp. 550-553; Denzinger, The Sources of Catholic Dogma, B. Herder Book. Co., Thirtieth Edition, 1957, no. 39-40.
[36] L’Osservatore Romano, 17 de julio de 1969, p. 1.
[37] L’Osservatore Romano, 20 de diciembre de 1973, p. 3.
[38] L’Osservatore Romano, 14 de agosto de 1975, p. 3.
[39] L’Osservatore Romano, 23 de abril de 1970, p. 12.
[40] L’Osservatore Romano, 10 de febrero de 1972, p. 3.
[41] L’Osservatore Romano, 27 de enero de 1972, p. 12.
[42] L’Osservatore Romano, 14 de julio de 1977, p. 10.
[43] L’Osservatore Romano, 28 de enero de 1971, p. 1.
[44] L’Osservatore Romano, 13 de julio de 1972, p. 12.
[45] L’Osservatore Romano, 6 de junio de 1968, p. 5.
[46] L’Osservatore Romano, 4 de noviembre de 1971, p. 14.
[47] L’Osservatore Romano, 27 de julio de 1972, p. 12.
[48] L’Osservatore Romano, 1 de enero de 1976, p. 6.
[49] L’Osservatore Romano, 18 de marzo de 1971, p. 12.
[50] The Papal Encyclicals, vol. 1 (1740-1878), p. 230.
[51] L’Osservatore Romano, 30 de diciembre de 1976, p. 8.
[52] L’Osservatore Romano, 1 de febrero de 1973, p. 12.
[53] L’Osservatore Romano, 11 de mayo de 1972, p. 4.
[54] L’Osservatore Romano, 6 de junio de 1968, p. 4.
[55] L’Osservatore Romano, 13 de julio de 1978, p. 3.
[56] L’Osservatore Romano, 15 de diciembre de 1977, p. 4.
[57] L’Osservatore Romano, 13 de julio de 1972, p. 12.
[58] L’Osservatore Romano, 24 de mayo de 1973, p. 6.
[59] L’Osservatore Romano, 21 de enero de 1971, p. 12.
[60] L’Osservatore Romano, 19 de junio de 1969, p. 9.
[61] L’Osservatore Romano, 8 de febrero de 1973, p. 7.
[62] L’Osservatore Romano, 6 de septiembre de 1973, p. 8.
[63] L’Osservatore Romano, 26 de diciembre de 1968, p. 4.
[64] Denzinger 1000.
[65] L’Osservatore Romano, 5 de mayo de 1977, p. 1.
[66] L’Osservatore Romano, 14 de agosto de 1969, p. 1.
[67] L’Osservatore Romano, 18 de abril de 1968, p. 2.
[68] The Papal Encyclicals, vol. 1 (1740-1878), p. 229.
[69] L’Osservatore Romano, 26 de noviembre de 1970, p. 7.
[70] L’Osservatore Romano, 5 de septiembre de 1968, p. 10.
[71] The Papal Encyclicals, vol. 5 (1858-1981), p. 227.
[72] http://www.worldnetdaily.com/news/article.asp?ARTICLE_ID=16291
[73] L’Osservatore Romano, 17 de febrero de 1972, p. 5.
[74] L’Osservatore Romano, 2 de mayo de 1968, p. 4.
[75] L’Osservatore Romano, 21 de julio de 1977, p. 6.
[76] L’Osservatore Romano, 15 de octubre de 1970, p. 3.
[77] L’Osservatore Romano, 17 de junio de 1976, p. 3.
[78] L’Osservatore Romano, 22 de septiembre de 1977, p. 11.
[79] L’Osservatore Romano, 15 de junio de 1978, p. 3.
[80] L’Osservatore Romano, 11 de febrero de 1971, p. 12.
[81] L’Osservatore Romano, 14 de agosto de 1969, p. 8.
[82] L’Osservatore Romano, 27 de mayo de 1971, p. 5.
[83] L’Osservatore Romano, 2 de diciembre de 1971, p. 3.
[84] L’Osservatore Romano, 20 de enero de 1972, p. 7.
[85] L’Osservatore Romano, 19 de abril de 1973, p. 9.
[86] L’Osservatore Romano, 7 de febrero de 1974, p. 6.
[87] L’Osservatore Romano, 28 de febrero de 1974, p. 3.
[88] L’Osservatore Romano, 2 de enero de 1969, p. 12.
[89] L’Osservatore Romano, 8 de mayo de 1969, p. 3.
[90] L’Osservatore Romano, 24 de julio de 1969, p. 12.
[91] L’Osservatore Romano, 5 de agosto de 1971, p. 12.
[92] L’Osservatore Romano, 12 de septiembre de 1968, p. 1.
[93] L’Osservatore Romano, 24 de julio de 1975, p. 2.
[94] L’Osservatore Romano, 7 de octubre de 1976, p. 2.
[95] L’Osservatore Romano, 28 de octubre de 1976, p. 4.
[96] L’Osservatore Romano, 16 de diciembre de 1976, p. 4.
[97] L’Osservatore Romano, 30 de diciembre de 1976, p. 1.
[98] L’Osservatore Romano, 19 de junio de 1969, p. 6.
[99] L’Osservatore Romano, 25 de diciembre de 1969, p. 3.
[100] L’Osservatore Romano, 1 de enero de 1976, p. 11.
[101] L’Osservatore Romano, 30 de diciembre de 1976, p. 1.
[102] The Oxford Illustrated Dictionary, p. 425.
[103] L’Osservatore Romano, 30 de diciembre de 1976, p. 5.
[104] L’Osservatore Romano, 24 de septiembre de 1970, p. 2.
[105] The Papal Encyclicals, vol. 3 (1903-1939), p. 6.
[106] P. Joaquin Arriaga, The New Montinian Church, pp. 394-395.
[107] L’Osservatore Romano, 3 de diciembre de 1970, p. 10.
[108] George Weigel, Witness to Hope, p. 238.
[109] The Reign of Mary, vol. XXVI, No. 81, p. 17.
[110] Mark Fellows, Fatima in Twilight, Niagra Falls, NY: Marmion Publications, 2003, p. 193.
[111] Mark Fellows, Fatima in Twilight, p. 193
[112] Mark Fellows, Fatima in Twilight, p. 206.
[113] Nino Lo Bello, The Incredible Book of Vatican Facts and Papal Curiosities, Ligouri, MO: Liguori Pub., 1998, p. 195.
[114] The Reign of Mary, vol. XXVIII, No. 90, p. 8.
[115] George Weigel, Witness to Hope, New York, NY: Harper Collins Publishers, Inc., 1999, p. 328.
[116] Piers Compton, The Broken Cross, Cranbrook, Western Australia: Veritas Pub. Co. Ptd Ltd, 1984, p. 138.
[117] L’Osservatore Romano, 13 de julio de 1972, p. 6.
[118] Jean Guitton, “Nel segno dei Dodici,” entrevista por Maurizio Blondet, Avvenire, 11 de octubre de 1992.
[119] L’Osservatore Romano, 19 de diciembre de 1968, p. 3.
[120] The Oxford Illustrated Dictionary, segunda edición inglesa, p. 512.
[121] L’Osservatore Romano, 23 de noviembre de 1972, p. 1.
[122] L’Osservatore Romano, 7 de enero de 1971, p. 1.
[123] L’Osservatore Romano, 26 de septiembre de 1974, p. 6.
[124] L’Osservatore Romano, 22 de mayo de 1975, p. 3.
[125] L’Osservatore Romano, 18 de mayo de 1969, p. 12.
[126] L’Osservatore Romano, 9 de marzo de 1972, p. 2.
[127] L’Osservatore Romano, 12 de julio de 1973, p. 6.
[128] L’Osservatore Romano, 9 de octubre de 1969, p. 1.
[129] P. Joaquin Arriaga, The New Montinian Church, p. 391.
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