Fabián Vázquez de “Radio Cristiandad” murió en un accidente

Fabián Vázquez de “Radio Cristiandad”, la voz de una falsa y herética tradición, fumándose un cigarrillo

El martes, 24 de febrero de 2015, se informó en el blog “Radio Cristiandad” acerca del fallecimiento de Fabián Vázquez, director de “Radio Cristiandad”, en un accidente automovilístico.

“Lamentamos informar que en el día de hoy, aproximadamente a las 6,30 de la mañana, nuestro Director General, Mario Fabián Vázquez, sufrió un accidente vial en la localidad de General Pinto (Provincia de Buenos Aires) como resultado del cual perdió la vida”.

El sitio web distritointerior.com.ar publicó varias fotografías del accidente junto con los datos de lo ocurrido.

El auto que condujo Fabián Vázquez chocó de manera frontal con un camión

La verdadera tragedia de todo esto es que Fabián Vázquez, de 41 años, murió como un hereje. Él por años negó el dogma fuera de la Iglesia Católica no hay ninguna salvación. Él fue un gran promotor del obispo herético Marcel Lefebvre, como también del sacerdote Juan Carlos Ceriani, entre otros. También Fabián permitió que se difundiera en su blog y radio varios escritos y sermones heréticos de Méramo donde atacan la posición católica sobre la necesidad absoluta de recibir el sacramento del bautismo para la salvación.

Los principios católicos prohíben a cualquiera concluir que Fabián está en algún lugar que no sea el infierno, ya que claramente murió fuera de la Iglesia Católica por ser un hereje y no dio ninguna señal en el fuero externo de que él se haya convertido antes de morir. La triste verdad es que su castigo en el infierno apenas ha comenzado. Talis vita, finis ita — “como se vive se muere” dice el proverbio latino. Y como la vida de este personaje fue mala, llena de herejías, no es extraño que lo sea también su muerte.

Deuteronomio 32, 35: “Sí: mía es la venganza, y yo les daré el pago a su tiempo, para derrocar su pie: cerca está ya el día de su perdición, y ese plazo viene volando”.

Los verdaderos cristianos no deberían pedir oraciones por este hombre ya que los hechos demuestran que él vivió y murió como un enemigo de Cristo. Tampoco se le debe decir “Que en paz descanse” o “R.I.P.” porque un católico no pide por los que mueren sin la verdadera fe tradicional ni tampoco por los que mueren en pecado mortal.

Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, Supl., q. 71, a. 5: “San Gregorio dice: ‘Es una misma la causa de por qué no se ore entonces, a saber, después del juicio, por los hombres condenados al fuego eterno, que la de ahora no se ruegue por el diablo y sus ángeles, deputados al eterno suplicio. Y aun la misma por la que ahora los santos no recen por los finados infieles e impíos; porque, conociendo cierto que ya están condenados a la pena eterna, no tendría acogida en presencia del justo juez el mérito de su oración’. Luego, los sufragios no sirven a los precitos”.

Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, Supl., q. 71, a. 5: “Dice San Agustín: ‘A los que mueren sin la fe que obra por el amor y sin sus sacramentos, en vano se le ofrecen sufragios por sus parientes’. Pero en este caso están todos los condenados. Luego, no les aprovechan los sufragios”.

San Francisco Javier, que tuvo la fe católica apostólica, entendió muy bien este punto. Él explica que un católico no debe pedir por tales individuos, cuando cuenta acerca de un corsario pagano que murió en un barco en que él viajaba.

San Francisco Javier, 5 de noviembre de 1549: “El corsario que comandaba nuestro barco murió aquí en Cagoxim. Él hizo su trabajo para nosotros, en total, como queríamos (…) Él mismo escogió morir en sus propias supersticiones; ni siquiera nos dejó el poder recompensarle con lo que por bondad podemos hacer a los otros amigos después que mueren en la profesión de la fe cristiana, encomendando sus almas a Dios, porque el pobre hombre, por su propia mano lanzó su alma en el infierno, donde no hay ninguna redención” (The Life and Letters of St. Francis Xavier [La vida y cartas de San Francisco Javier], de Henry James Coleridge, S.J. (Publicado originalmente en: London: Burns and Oates, 1874) Segunda imprimida, New Delhi: Asian Educational Services, 2004, vol. 2, p. 281).