El fundador de la FSSPX, arzobispo Marcel Lefebvre
El siguiente artículo contiene una explicación detallada de las posiciones de la FSSPX, y demuestra por qué no son coherentes con la doctrina católica en diversos ámbitos. Incluye una colección de citas poco conocidas del arzobispo Lefebvre que demuestrán que él estaba a punto de abrazar la posición sedevacantista. También muestra cómo la FSSPX sostiene que las almas se pueden salvar en las religiones no católicas, cosa que es herejía.
El Arzobispo Lefebvre (fundador de la FSSPX) y los cuatro obispos que consagró[1] el 30 de junio de 1988
“Nos enfrentamos a un gravísimo dilema que, según creo, nunca existió en toda la historia de la Iglesia: que el que está sentado en la Sede de Pedro participe en cultos de dioses falsos. ¿Qué debemos concluir ―quizá dentro de algunos meses― ante estos repetidos actos de comunicación con falsos cultos? No lo sé. Pero me lo pregunto. Es posible que nos veamos obligados a creer que este papa no es papa”[2] (Arzobispo Lefebvre, sermón en la fiesta de Pascua de 1986).
[Nota: Lo que se dice en esta sección, no sólo se aplica a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, sino también a muchos otros grupos “tradicionalistas” independientes de similar mentalidad que se resisten a la apostasía del Vaticano II, a la nueva misa y sostienen posiciones similares a la FSSPX.]
La FSSPX es una orden de sacerdotes “tradicionalistas” fundada por el fallecido arzobispo Marcel Lefebvre. Lefebvre fue un arzobispo francés que resistió a muchas cosas de la religión post-Vaticano II, reconociendo que eran desviaciones del catolicismo tradicional. Él reconoció que la nueva misa era protestante y opuesta a la tradición. También, se opuso a las herejías del “ecumenismo” y de la libertad religiosa, enseñadas en el Vaticano II. Fundó seminarios para la formación de sacerdotes que celebraran exclusivamente la misa tradicional, y los ordenó en el rito tradicional de ordenación. Para ello, tuvo que mantenerse independiente de los antipapas del Vaticano II; si bien que continuó sosteniendo la posición de que eran legítimos papas que ejercían el oficio del papado. También se resistió a estar en comunión con aquellos “obispos” que se unieron a la nueva religión. El 30 de junio de 1988, Lefebvre decidió consagrar ―por iniciativa propia e independiente de los antipapas del Vaticano II― a cuatro obispos en el rito tradicional de consagración episcopal, con el fin de que estos obispos pudiesen continuar ordenando sacerdotes en el rito tradicional. Él fue “excomulgado” por Juan Pablo II dentro de las 72 horas siguientes, a pesar de que, como ya lo hemos discutido, nunca ha sido excomulgado, por cualquiera de los antipapas del Vaticano II, ningún político importante que esté a favor del aborto.
La FSSPX cuenta con muchos lugares en todo el mundo donde se celebra la misa tradicional, y es un importante e influyente movimiento que suministra los sacramentos a quienes profesan ser católicos de pensamiento tradicionalista. Queremos enfatizar que la FSSPX hace muchas cosas buenas; ella ha sido un camino por el cual muchos se han introducido o han regresado a la fe católica tradicional. Sin embargo, en varios aspectos, las posiciones de la FSSPX son, desgraciadamente, heréticas y contrarias a la fe católica. En primer lugar, la FSSPX sostiene y enseña que las almas se pueden salvar en religiones no católicas, lo cual es herético.
P. Schmidberger, Bombas de Tiempo del Segundo Concilio Vaticano, Angelus Press, p. 10: “Señoras y señores, está claro que los seguidores de otras religiones se pueden salvar en determinadas condiciones, es decir, si están en un error invencible”.
Arzobispo Marcel Lefebvre, Contra las Herejías, Angelus Press, p. 216: “Evidentemente, se deben hacer ciertas distinciones. Las almas se pueden salvar en una religión distinta de la religión católica (protestantismo, islam, budismo, etc.), pero no por esa religión”.
Estas declaraciones constituyen una herejía flagrante contra el dogma fuera de la Iglesia no hay salvación; sin embargo, están impresas en los libros de mayor venta de la FSSPX. De hecho, casi todos los sacerdotes que, incluso celebran la misa tradicional, sostienen esta misma herejía.
Papa Gregorio XVI, Summo iugiter studio, #2, 27 de mayo de 1832: “Finalmente, algunas de estas personas descarriadas intentan persuadirse a sí mismas y a otros que los hombres no se salvan sólo en la religión católica, sino que incluso los herejes pueden obtener la vida eterna”[3].
Además, si bien que la FSSPX resiste a la apostasía del Vaticano II, ella mantiene obstinadamente fidelidad a los “obispos” manifiestamente heréticos del Novus Ordo ―la Iglesia del Vaticano II―, como se mencionó anteriormente. Sin embargo, al mismo tiempo, la FSSPX no actúa en comunión con los que ellos llaman “la nueva Iglesia” ―la Iglesia del Novus Ordo―, o sea los “obispos” y los “papas” (que en realidad son antipapas) de la Iglesia del Vaticano II. Su posición es una contradicción. Se trata de una afrenta a la enseñanza católica en tres aspectos: 1) Ellos reconocen como católicos y que tienen autoridad en la Iglesia, a quienes son herejes manifiestos (los obispos del Novus Ordo y los antipapas del Vaticano II), lo cual es herético. Ellos tienen que reconocer que estos obispos heréticos están fuera de la Iglesia y no tienen en absoluto ninguna autoridad.
San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice, lib. II, cap. 30: “Por último, los Santos Padres enseñan unánimemente que no sólo los herejes están fuera de la Iglesia, sino también están privados ipso facto de toda jurisdicción y dignidad eclesiástica”.
San Roberto Belarmino, De Romano Pontifice, II, 30: “Un papa que se manifieste hereje, por ese mismo hecho (per se) cesa de ser papa y cabeza, así como por lo mismo deja de ser un cristiano y miembro de la Iglesia. Por tanto, él puede ser juzgado y castigado por la Iglesia. Esta es la enseñanza de todos los Padres antiguos, que enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda jurisdicción”.
2) La FSSPX opera obstinadamente fuera de la comunión con la jerarquía del Novus Ordo, a pesar que la reconoce como la jerarquía católica. Esto es realmente cismático. De hecho, la FSSPX se niega abiertamente estar en comunión con la Iglesia del Novus Ordo (véase abajo); ¡a pesar de que reconoce a la jerarquía del Novus Ordo como verdadera jerarquía católica!
Arzobispo Marcel Lefebvre, declaraciónde agosto de 1976: “Todos aquellos que cooperen en la realización de este trastorno y se adhieran a esta nueva iglesia conciliar entrarán en cisma, como lo señaló su excelencia Mons. Benelli en su carta que me mandó en nombre del Santo Padre el pasado 25 de junio”. (Citado en Sacerdotium)
P. Franz Schmidberger, ex superior general de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X: “Nunca hemos querido pertenecer a este sistema que se hace llamar a sí misma la iglesia conciliar, y que se identifica con el Novus Ordo Missae… Los fieles, en realidad, tienen todo el estricto derecho de saber que los sacerdotes que ellos apoyan no están en comunión con una falsa iglesia”. (Citado en Sacerdotium)
The Angelus, publicación oficial de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X estadounidense, mayo de 2000: “Esta corriente de renovación que ha dado a luz a una nueva iglesia en el seno de la Iglesia Católica, a la que el mismo Mons. Benelli llama ‘la iglesia conciliar’, cuyos límites y caminos son muy difíciles de definir,… Es contra esta iglesia conciliar que se basa nuestra resistencia. Nosotros no le negamos nuestra fidelidad al papa como tal, pero sí a esta iglesia conciliar, ya que sus ideas son ajenas a las de la Iglesia Católica”[4].
¡Negarse a estar en comunión con la Iglesia del Novus Ordo pero sí con la cabeza de esa Iglesia del Novus Ordo, es como negarse a estar en comunión con el partido comunista y al mismo tiempo decir que se está en comunión con el jefe del partido comunista! Es una total contradicción.
Más aún, al reconocer como jerarquía católica a los “papas” y “obispos” del Vaticano II, la FSSPX está en comunión con esta “iglesia impostora”. A su vez, la FSSPX está en cisma con esta “falsa iglesia”, porque se niega descaradamente a estar en comunión con los miembros de esta Iglesia, como vemos arriba. (Si suena contradictorio, es porque lo es.) Esa posición es cismática.
Canon 1325 §2, Código de Derecho Canónico de 1917: “Si alguien después de haber recibido el bautismo… rehúsa someterse al Sumo Pontífice o se niega a comunicar con los miembros de la Iglesia que le están sometidos, es cismático”.
San Ignacio de Antioquia, carta a los Tralianos, (110 d.C.): “El que está dentro del santuario es puro; pero aquel que está fuera del santuario no es puro. En otras palabras, todo aquel que actúa sin el obispo y el presbiterio y los diáconos, no tiene limpia la conciencia”[5].
Durante décadas, la FSSPX ha trabajado obstinadamente fuera de la comunión con los “obispos” y del “papa” que ellos consideran ser la jerarquía católica. Esto es cismático.
San Jerónimo, Comentarios sobre la epístola a Tito, (386 d.C.): “Entre la herejía y el cisma hay una distinción que hacer: la herejía profesa un dogma corrompido; mientras que el cisma separa de la Iglesia a causa de un desacuerdo con el obispo”[6].
3) La FSSPX sostiene que la Iglesia Católica se ha convertido en una “nueva Iglesia”, una secta modernista ―una secta no católica en la que abunda la herejía y la apostasía― lo cual es imposible. La Iglesia es la Esposa Inmaculada de Cristo, que no puede enseñar oficialmente el error.
Papa Pío XI, Mortalium animos, # 16, 6 de enero de 1928: “Nunca, en el transcurso de los siglos, se contaminó esta mística Esposa de Cristo, ni podrá contaminarse jamás, como dijo bien San Cipriano: ‘No puede adulterar la Esposa de Cristo; es incorruptible y fiel. Conoce una sola casa y custodia con casto pudor la santidad de una sola estancia’”[7].
Papa Pío XI, Quas primas, # 17, 11 de diciembre de 1925: “Además, entre los beneficios que produce el público y legítimo culto de la Virgen y de los Santos, no debe ser pasado en silencio el que la Iglesia haya podido, en todo tiempo, rechazar victoriosamente la peste de los errores y herejías”[8].
Papa Pío IX, Primer Concilio Vaticano, sesión 4, cap. 4, ex cathedra: “…sabiendo plenísimamente que esta Sede de San Pedro permanece siempre intacta de todo error, según la promesa divina de nuestro Salvador hecha al príncipe de sus discípulos: ‘Yo he rogado por ti [Pedro] a fin de que no desfallezca tu fe; y tú, una vez convertido, confirma en la fe a tus hermanos’ (Lc. 22, 32)”[9].
Por ejemplo, la FSSPX rechaza incluso las “canonizaciones” solemnes de los que ellos reconocen ser los “papas” del Vaticano II. Esta posición es terriblemente cismática, puesto que afirma que un verdadero papa y la Iglesia Católica incurren oficialmente en un error al canonizar a los santos.
San Alfonso Ligorio, El Gran Medio de la Salvación y Perfección, 1759, p. 23: “Suponer que la Iglesia pueda errar en la canonización, es un pecado, o es una herejía, según San Buenaventura, Belarmino, y otros; o, a lo menos, cercano de la herejía, según Suárez, Azorio, Gotti, etc.; porque el Soberano Pontífice, según Santo Tomás, es guiado de una manera especial por la influencia infalible del Espíritu Santo cuando canoniza a los santos”[10].
Papa Benedicto XIV: “Si alguien se atreviere afirmar que el Pontífice ha errado en esta o aquella canonización, Nos decimos que aquel es, si no un hereje, por lo menos un temerario, un escandaloso para toda la Iglesia, un insultador de los santos, un favorecedor de los herejes que niegan la autoridad de la Iglesia en la canonización de los santos, que destila sabor a herejía por dar a los incrédulos ocasión de burlarse de los fieles. Ese tal afirma una opinión errónea y será objeto de sanciones muy graves”[11].
Debido a que muchos tienen un gran respeto por la FSSPX, ellos se han dejado llevar por la misma posición cismática. Todas estas falsas posiciones sobre la situación post-Vaticano II son el resultado de la falta de voluntad, por parte de la FSSPX, en ver la verdad de que la secta del Vaticano II es, por donde se la mire, una falsa Iglesia, y que, en realidad los “papas” post-Vaticano II son unos antipapas inválidos.
Algunas declaraciones muy interesantes del arzobispo Lefebvre que expresan su opinión de que los “papas” del Vaticano II no podrían ser papas válidos
No importando qué tan ilógica es su actual posición ―ni qué tan clara es la evidencia a favor de la posición sedevacante― la FSSPX sigue (incluso hasta en esta última etapa de la apostasía del Vaticano II) publicando libros y tratados que atacan la posición sedevacante. No se dan cuenta que el fundador de su Fraternidad, el arzobispo Lefebvre, hizo numerosas declaraciones que demuestran que él estaba al borde de la posición sedevacante en las décadas de 1970 y 1980. Estas citas debieran ser conocidas por los miembros de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X.
Arzobispo Lefebvre, 4 de agosto de 1976: “El Concilio [Vaticano II] dio la espalda a la tradición y rompió con la Iglesia del pasado. Es un concilio cismático… Si estamos seguros de que la fe enseñada por la Iglesia durante veinte siglos no puede contener ningún error, estamos aún menos seguros que el papa [actual] sea verdaderamente papa. La herejía, el cisma, la excomunión ipso facto, o la elección inválida son todas causas que pueden significar que el papa nunca fue papa, o que dejó de ser papa… Porque, últimamente, desde el comienzo del pontificado de Pablo VI, la conciencia y la fe de todos los católicos se ha enfrentado con un grave problema. ¿Cómo es que el papa, el sucesor de Pedro, que puede contar con la asistencia del Espíritu Santo, pueda oficiar la destrucción de la Iglesia ―la destrucción más radical, rápida y extensa de su historia― algo que ningún heresiarca jamás consiguió?”[12].
Arzobispo Lefebvre, sermón, 29 de agosto de 1976: “El nuevo rito de la misa es ilegítimo, los sacramentos son ilegítimos, los sacerdotes que salen de los seminarios son ilegítimos…”[13].
Arzobispo Lefebvre, reunión con Pablo VI, 11 de septiembre de 1976: “[El documento del Vaticano II sobre la libertad religiosa] contiene pasajes que son contradictorios, palabra por palabra, con lo que fue enseñado por Gregorio XVI y Pío IX”[14].
Arzobispo Lefebvre, sermón, 22 de febrero de 1979: “En la medida en que se opone a la tradición, rechazamos el Concilio [Vaticano II]”[15].
Arzobispo Lefebvre, sermón, Pascua de 1986: “Esta es la situación en la que nos encontramos. Yo no la he creado. ¡Moriría para que no ocurriera! Nos enfrentamos a un gravísimo dilema que, según creo, nunca existió en toda la historia de la Iglesia: que el que está sentado en la Sede de Pedro participe en cultos de dioses falsos. ¿Qué debemos concluir ―quizá dentro de algunos meses― ante estos repetidos actos de comunicación con falsos cultos? No lo sé. Pero me lo pregunto. Es posible que nos veamos obligados a creer que este papa no es papa. Porque me parece que, en principio, ―ya que todavía no quiero decirlo solemne y públicamente― es imposible que un papa sea pública y formalmente herético” .
Arzobispo Lefebvre, sermón, 27 de agosto de 1986: “El que ahora se sienta en el trono de Pedro se burla públicamente del primer artículo del Credo y del primer mandamiento del Decálogo [los diez Mandamientos]. El escándalo que da a los católicos no tiene medida. La Iglesia es sacudida hasta sus cimientos”[17].
Arzobispo Lefebvre, sermón, 28 de octubre de 1986: “Juan Pablo II ha alentado a las falsas religiones a que oren a sus falsos dioses: se trata de una humillación sin precedente e intolerable para los que siguen siendo católicos…”[18].
Arzobispo Lefebvre, reunión con el “cardenal” Ratzinger, 14 de julio de 1987: “Si hay un cisma, es por lo que el Vaticano hizo en Asís… ser excomulgado por una Iglesia liberal, ecuménica y revolucionaria es, para nosotros, una cuestión indiferente”[19].
Arzobispo Lefebvre, reunión con el “cardenal” Ratzinger, 14 de julio de 1987: “Roma ha perdido la fe. Roma está en apostasía”[20].
Arzobispo Lefebvre, 29 agosto de 1987: “La Sede de Pedro y los puestos de autoridad en Roma [están] ocupados por anticristos, el Reino de nuestro Señor está siendo destruido rápidamente… Esto es lo que ha hecho caer sobre nuestras cabezas la persecución de la Roma de los anticristos”[21].
Arzobispo Lefebvre, declaración a la prensa antes de las consagraciones episcopales de 1988: “La Iglesia mantiene comunión con todas las falsas religiones y la herejía… en el horror… Para salvaguardar el sacerdocio católico que perpetúe la Iglesia y no una Iglesia adúltera, debe haber obispos católicos”[22].
Arzobispo Lefebvre, hablando de los líderes de la secta del Vaticano II: “No podemos trabajar juntos con estos enemigos del reinado de nuestro Señor”[23].
Arzobispo Lefebvre, hablando de los líderes de la secta del Vaticano II: “No podemos seguir a estas personas. Ellos están en apostasía, ellos no creen en la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, que debe reinar. ¿Qué sacamos con esperar? ¡Hagamos la consagración!”[24].
* Algunos otros puntos importantes con respecto a las posiciones de la FSSPX se encuentran en nuestro sitio web bajo los siguientes títulos; que se resumen brevemente a continuación *
El obispo Fellay, de la FSSPX, rechaza el dogma católico al enseñar que los hindúes se pueden salvar
Mons. Bernard Fellay, conferencia en Denver, Colorado, 18 de febrero de 2006: “…Y la Iglesia siempre ha enseñado que hay personas que estarán en el cielo, que se encuentran en estado de gracia, que se han salvado sin conocer la Iglesia Católica. Esto lo sabemos. No obstante, ¿cómo es posible si no puede haber salvación fuera de la Iglesia? Es absolutamente cierto que se salvarán por medio de la Iglesia Católica, ya que estarán unidos a Cristo, al cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia Católica. Sin embargo, ello será de una manera invisible, porque este vínculo visible es imposible para ellos. Consideren a un hindú en el Tíbet que no tiene conocimiento de la Iglesia Católica. Él vive según su conciencia y las leyes de Dios que están puestas en su corazón. Él puede estar en el estado de gracia, y si muere en ese estado de gracia, se irá al cielo”. (The Angelus, “A Talk Heard Round the World” [Una conversación que se escuchó alrededor del mundo], edición inglesa, abril de 2006, p. 5.)
La FSSPX rechaza la “canonización” de José María Escrivá de Balaguer por Juan Pablo II, revelando, en consecuencia, su estado de cisma
P. Peter Scott, 1 de noviembre de 2002, del seminario de la Santa Cruz de la FSSPX en Australia: “Un ejemplo típico de esto fue la canonización vergonzosa y altamente cuestionable de Mons. José María Escrivá de Balaguer el pasado 6 de octubre. … Después de haber señalado que el proceso no fue canónico y fue deshonesto, ellos tuvieron que decir: ‘Aquello (la canonización) ofenderá a Dios. Manchará la Iglesia para siempre. Le quitará a los santos su santidad especial. Pondrá en duda la credibilidad de todas las canonizaciones durante su papado. Pondrá en peligro la futura autoridad del papado. … Su carta, sin duda resultará ser profética, puesto que se le acreditará que tuvo razón en su evaluación sobre Escrivá… Por más razones que nos den, no podemos considerar esta ‘canonización’ como un pronunciamiento papal válido e infalible. Confiamos en que él [Escrivá] está en el cielo, pero no podemos considerar como santo a este heraldo del Vaticano II…”. (SOUTHERN SENTINEL – no. 3 – noviembre de 2002)
Puesto que ellos reconocen que Juan Pablo II fue un papa verdadero, rechazar su solemne “canonización” es claramente cismático.
¡El obispo Richard Williamson, de la FSSPX, dice que Juan Pablo II era un “hombre bueno” y dice que la religión de la FSSPX no es la misma que la que reconocen los “papas” del Vaticano II!
“[Respuesta] Mons. Williamson: Estaba un poco sorprendido, al principio, porque algunas personas habían dicho que no era realmente posible. Después de eso, por decir la pura verdad, no espero mucho de Roma, tal como está. Están muy penetrados en la “nueva religión”, y la “nueva religión” es drásticamente muy diferente y lejana de la verdadera religión. Sin embargo, Roma es Roma, y sí creo que ahí están los papas, y los cardenales, y ahí es donde se encuentra la estructura oficial de la Iglesia. Pero, me temo que, en la defensa de la fe, se tiene que esperar para que algún acontecimiento terrible haga temblar a Roma y/o sacar a los verdaderos cardenales fuera de Roma, para empezar de nuevo en otro lugar. Me temo que Roma está muy debajo de las garras de los enemigos de Dios”[25].
El obispo Williamson, de la FSSPX, dice resueltamente que él no tiene la misma religión que la del “papa” y de los “obispos” ¡que él reconoce son la jerarquía católica! Esto resume la posición totalmente ridícula ―y cismática― de la FSSPX, que es (por no tener una mejor descripción) tan obstinadamente inconstante que correctamente se podría calificar como una aberración teológica.
Papa Pío XII, Mystici corporis Christi, # 22: “Así que, como en la verdadera congregación de los fieles existe un solo cuerpo, un solo Espíritu, un solo Señor y un solo bautismo, así no puede haber sino una sola fe; y, por lo tanto, quien rehusare oír a la Iglesia, según el mandato del Señor, ha de ser tenido por gentil y publicano. Por lo cual, los que están separados entre sí por la fe o por la autoridad, no pueden vivir en este único cuerpo, ni tampoco, por lo tanto, de éste su único Espíritu”[26].
Mons. Tissier de Mallerais, de la FSSPX, rechaza el concepto de comunión eclesial y dice que Benedicto XVI ha enseñado herejías
“[Respuesta] Mons. Tissier de Mallerais: “En primer lugar, no estoy familiarizado con este texto. Yo no sé de ello. No me interesa, puesto que no sigo este tipo de noticias. Ese no es el problema aquí. El problema no es la “comunión”. Esa es la estúpida idea de esos obispos desde el Vaticano II; no es un problema de comunión, se trata de un problema con la profesión de fe. La “comunión” no es nada, ello es una invención del Segundo Concilio Vaticano. Lo esencial es que estas personas (los obispos) no tienen la fe católica. Para mí, la “comunión”, no tiene nada de significativo; es un eslogan de la nueva Iglesia. La definición de la nueva Iglesia es “comunión”, pero esa nunca fue la definición de la Iglesia Católica. Sólo le puedo dar la definición de la Iglesia como se ha entendido tradicionalmente”.
“[Respuesta] Mons. Tissier de Mallerais: Eso fue cuando él era sacerdote. Cuando era teólogo, él profesaba herejías, él publicó un libro lleno de herejías… Sí, seguro. Él tiene un libro titulado Introducción al Cristianismo de 1968. Es un libro lleno de herejías. Principalmente la negación del dogma de la redención”[27].
Papa León XIII, Satis cognitum, # 10, 29 de junio de 1896: “Por esto también, del mismo modo que la Iglesia, para ser una en su calidad de reunión de los fieles, requiere necesariamente la unidad de la fe; también, para ser una en cuanto a su condición de sociedad divinamente constituida, ha de tener, de derecho divino, la unidad de gobierno, que produce y comprende la unidad de comunión, que es necesaria de jure divino (por ley divina)”[28].
Tiene sentido que la FSSPX (o, por lo menos Mons. Tissier de Mallerais) no crea en el concepto de estar en comunión con todos dentro de la Iglesia. “Para mí, la ‘comunión’, no tiene nada de significativo”, dice el Mons. Tissier de Mallerais. Claro, todos podemos ver muy bien eso. Puesto que él no cree en ella, al negarse estar en comunión con la jerarquía y con los miembros de lo que él dice ser la Iglesia Católica, es obvio que no va ser un problema de conciencia.
El libro de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X titulado Las Preguntas Más Frecuentes sobre la FSSPX, dice que los “papas” del Vaticano II NO PUEDEN enseñar infaliblemente
Las Preguntas más Frecuentes sobre la FSSPX, cuestión 7: ¿Pero, no debemos estar siguiendo a Juan Pablo II?, pp. 38-40: “El papa es infalible sobre todo en materia de fe y costumbres, y en segundo lugar en materia de disciplina (la legislación de la Iglesia universal, canonizaciones, etc.) en la medida en que éstas involucran la fe y costumbres (cf. Principio 4), y sólo cuando impone para todos los tiempos una enseñanza definitiva. ”Ahora bien, ‘infalible’ significa inmutable e irreformable (Principio 6), pero, el sello distintivo de los papas conciliares, como los modernistas, es un espíritu de evolución. ¿En qué medida quieren esas mentes irreformablemente definir o imponerlo de manera absoluta? Ellos no lo hacen y, de hecho, ‘no pueden…’ (Arzobispo Lefebvre, Econe, 12 de junio de 1984, cf. cuestión 15, n. 3) (Angelus Press, 1997)
La Fraternidad Sacerdotal de San Pío X no sólo afirma aquí que Juan Pablo II no cumplió los requisitos para hablar infaliblemente; la FSSPX (al escribir durante el reinado de Juan Pablo II) declaró que él (el hombre al que ellos consideran ser el verdadero papa) no puede hablar infaliblemente.
Para aquellos que por alguna razón no alcancen a comprender el impacto de esta declaración de la FSSPX, permítanos resumirlo: la FSSPX señala correctamente que una enseñanza infalible de un papa acerca de la fe o costumbres es irreformable, como así lo declaró el Vaticano I (Denz. 1839). Pero, según la FSSPX, los “papas” del Vaticano II son tan modernistas que creen en la evolución de la doctrina, es decir, no creen que cosa alguna pueda ser irreformable. ¡Por tanto, según la FSSPX, a pesar de que sean papas válidos, los “papas” post-conciliar NO PUEDEN enseñar infaliblemente! Esto constituye un rechazo del dogma de la infalibilidad papal.
Papa Pío IX, Primer Concilio Vaticano, 1870, sesión 4, cap. 4: “… el Romano Pontífice, cuando habla ex cathedra, ―esto es, cuando cumpliendo su cargo de pastor y doctor de todos los cristianos, define por su suprema autoridad apostólica que una doctrina sobre la fe y costumbres debe ser sostenida por la Iglesia universal―,… goza de aquella infalibilidad que el Redentor divino quiso que estuviera provista su Iglesia en la definición de la doctrina sobre la fe y las costumbres… Y si alguno tuviere la osadía, lo que Dios no lo permita, de contradecir esta nuestra definición, sea anatema”[29].
Por definición, un papa es el obispo de Roma que posee jurisdicción suprema en la Iglesia y que PUEDE enseñar infaliblemente, siempre y cuando él cumpla las requeridas condiciones. ¡Si él es incapaz de hablar infaliblemente, él no es, por lo tanto, un papa válido!
Todas estas posiciones cismáticas (p. ej., el rechazo por la FSSPX de las “canonizaciones” proclamadas por su “papa”) y todas estas perversiones del oficio papal, son el resultado de que la FSSPX no quiere aceptar la verdad de la posición sedevacante (es decir, que los “papas” del Vaticano II no son papas en absoluto, sino más bien unos antipapas).
Benedicto XVI le comunicó personalmente a la FSSPX que debe aceptar el Vaticano II
En su conferencia en Denver del 2006 (publicada en un artículo de The Angelus), Mons. Fellay mencionó un punto muy importante; él admitió que, en su encuentro personal con el antipapa Benedicto XVI, éste le había dejado muy claro que la FSSPX debe aceptar el Vaticano II.
Monseñor Bernard Fellay, conferencia en Denver, 18 de febrero de 2006: “Entonces él [Benedicto XVI] fue al segundo nivel. Y dijo que el segundo nivel es aceptar el Concilio… El papa lo indicó claramente en las palabras que utilizó durante la audiencia, porque para él, es imposible aceptar en la Iglesia―al menos, digamos, su forma moderna de mirar a la Iglesia―, a quien no acepta el Concilio. Fue muy claro. Cuando escuché estas palabras, y sobre todo lo que dijo después, para mí, la gran lucha que tendríamos bajo este pontificado sería la lucha sobre el Concilio”[30].
¿Cuántas veces será necesario probar esto? Los falsos tradicionalistas deben renunciar a su contradictoria posición, según la cual dicen que es aceptable rechazar el Vaticano II y aceptar los “papas” del Vaticano II como legítimos. Ellos deben rechazar al Vaticano II ya los antipapas no católicos que lo aprueban.
Puntos importantes con respecto a la pretensión de los partidarios de la FSSPX ―y de aquellos que sostienen posiciones similares― de que ellos lo único que hacen, es vivir una vida católica asistiendo a la FSSPX (o a alguna otra capilla independiente) y que no se involucran con estos temas, como el sedevacantismo
A menudo escuchamos de personas, especialmente de los partidarios de la FSSPX, que ellos sólo son simples laicos que no pueden involucrarse en estos temas teológicos, como es la cuestión sedevacante. Ellos sólo van a la misa de la FSSPX, los apoyan y tratan de ser personas buenas y espirituales que viven la fe. Esta es la respuesta de muchos de los partidarios de la FSSPX cuando son enfrentados con argumentos sedevacantes.
Bueno, si este es el caso ―si dicen que no tienen la autoridad de involucrarse en estas cuestiones y sólo son “simples laicos que solo van a misa” y tratan de vivir la fe católica― entonces no tienen ningún derecho de asistir a la FSSPX ni a ninguna otra capilla independiente.
SI USTED ES TAN INCAPAZ COMO PARA “COMPRENDER ESTAS COSAS” Y NO INVOLUCRARSE CON ESTAS CUESTIONES ―SI ESA ES SU POSICIÓN (DIOS NO LO QUIERA)― ENTONCES, POR LÓGICA, TENDRÍA QUE ACEPTAR SIMPLEMENTE SU IGLESIA LOCAL DEL NOVUS ORDO, ASISTIENDO A LA NUEVA MISA Y ACEPTANDO EL VATICANO II, CUYA RELIGIÓN ES LA RELIGIÓN APROBADA POR LOS “OBISPOS” LOCALES DEL NOVUS ORDO. Pero “no”, el supuesto “incapaz” laico que “sólo va a la FSSPX y trata de vivir una buena vida” y no meterse en “estas cuestiones”, de repente, empieza a involucrarse en estas cuestiones y se convierte en un “teólogo”. Él “sabe” que no puede aceptar la nueva misa ni a su religión local del Novus Ordo. Por lo que se condena él mismo por su propia lengua; refutando su propio argumento y mostrando su hipocresía por solo “involucrarse” en lo que él quiere involucrarse.
El fondo de todo esto es que, si uno puede aceptar la nueva misa y la religión del Vaticano II y así puede salvar su alma, entonces no hay ninguna justificación de ir a una capilla independiente o de la FSSPX. En ese caso, ello sería apenas un asunto de preferencia. Pero si uno sostiene que la fe le obliga a rechazar la nueva misa y la religión del Vaticano II como algo que le causará la condenación (qué es lo cierto), entonces la iglesia local y la nueva misa (y las autoridades que la aplican) no pueden representar a la Iglesia Católica. Esto nos lleva inevitablemente a la posición sedevacante, porque la Santa Iglesia Católica no nos puede llevar al infierno.
Esperemos que todo esto muestre, una vez más, que la única posición católica es, por supuesto, la posición sedevacante, y que todas las otras falsas posiciones son inconsistentes con la doctrina católica. Dado que la FSSPX promueve posiciones heréticas que son inconsistentes con la doctrina católica, ningún católico puede apoyarlos financieramente bajo pena de pecado mortal.
Papa Inocencio III, Cuarto Concilio de Letrán, 1215: “Por otra parte, Nos determinamos que serán sometidos bajo excomunión aquellos creyentes que reciban, defiendan o ayuden a los herejes”[31].
Breves reflexiones sobre la posibilidad de una plena reconciliación de la FSSPX con la nueva Iglesia
Al momento en que este libro (la edición inglesa) se está finalizando (2007), hay algunos que dicen que la FSSPX entrará en plena comunión con la secta del Vaticano II, a cambio de que el antipapa Benedicto XVI dé un permiso amplio para la misa en latín y un posible levantamiento de las excomuniones contra su fraternidad. Si esto ocurre, esto representará una venta completa de la FSSPX a la falsa Iglesia. Al ser guiado por el diablo, y consciente de que, en este punto, la apostasía de la secta del Vaticano II está tan sólida ―y que casi todos los sacerdotes son inválidos puesto que fueron ordenados en los nuevos ritos de Pablo VI―, ahora Benedicto XVI puede darse el lujo de hacer concesiones con grupos de mentalidad tradicionalista con el fin de atraerlos nuevamente a la falsa Iglesia, en la cual rechazarán por completo a Cristo por aceptar plenamente la nueva religión y por aceptar cosas tales como la “canonización” del apóstata Juan Pablo II.
Si Benedicto XVI hace un acuerdo de este tipo con la FSSPX, no se dejen engañar; ello será un movimiento táctico del diablo para tratar de engañar a los tradicionalistas en esta última etapa de la Gran Apostasía. Si esto ocurre, creemos que ello dará lugar a un quiebre de la FSSPX en facciones en pro y en contra de la plena reunificación con la falsa Iglesia.
Notas:
[1] Mons. Tissier de Mallerais, The Biography of Marcel Lefebvre, Kansas City, MO: Angelus Press, 2004.
[2] Mons. Tissier de Mallerais, The Biography of Marcel Lefebvre, p. 526.
[3] The Papal Encyclicals, de Claudia Carlen, Raleigh: The Pierian Press, 1990, vol. 1 (1740-1878), p. 229.
[4] The Angelus, Angelus Press, mayo de 2000, p. 21.
[5] Jurgens, The Faith of the Early Fathers, Collegeville, MN: The Liturgical Press, 1970, vol. 1:50.
[6] Jurgens, The Faith of the Early Fathers, vol. 2:137a.
[7] The Papal Encyclicals, vol. 3 (1903-1939), p. 317.
[8] The Papal Encyclicals, vol. 3 (1903-1939), p. 275.
[9] Denzinger, The Sources of Catholic Dogma, B. Herder Book Co. trigésima edición inglesa, 1957, no. 1836.
[10] San Alfonso Ligorio, The Great Means of Salavation and Perfection, 1759, p. 23.
[11] Citado por Tanquerey, “Synopsis Theologiae Dogmaticae Fundamentalis”, (Paris, Tournai, Rome: Desclee, 1937), nueva edición [inglesa] ed. Por J.B. Bord, vol. I. p. 624, nota 2.
[12] Mons. Tissier de Mallerais, p. 487.
[13] Mons. Tissier de Mallerais, p. 489.
[14] Mons. Tissier de Mallerais, p. 492.
[15] Mons. Tissier de Mallerais, p. 501.
[16] Mons. Tissier de Mallerais, p. 536.
[17] Mons. Tissier de Mallerais, pp. 537, 623.
[18] Mons. Tissier de Mallerais, p. 537.
[19] Mons. Tissier de Mallerais, p. 547.
[20] Mons. Tissier de Mallerais, p. 548.
[21] Mons. Tissier de Mallerais, pp. 549, 625.
[22] Mons. Tissier de Mallerais, p. 561.
[23] Mons. Tissier de Mallerais, p. 548.
[24] Mons. Tissier de Mallerais, p. 549.
[25] Entrevista con The Remnant, del 15 de mayo de 2005.
[26] The Papal Encyclicals, vol. 4 (1939-1958), p. 41.
[27] Entrevista con The Remnant, Forest Lake, MN.
[28] The Papal Encyclicals, vol. 2 (1878-1903), p. 396.
[29] Denzinger 1839.
[30] The Angelus, “A Talk Heard Round the World” [Una conversación que se escuchó alrededor del mundo], edición inglesa, abril de 2006, p. 15.
[31] Decrees of the Ecumenical Councils, Sheed & Ward y Georgetown University Press, 1990, vol. 1, p. 234.
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Pregunto y cómo hace el Hindú que no tuvo la culpa de conocer el catolicismo? Qué culpa tuvo de nacer en todo ese contexto? No lo eligió. Terminaría en el Infierno injustamente, se supone que Dios es justo y misericordioso.
¿Alguna vez ha leído las Sagradas Escrituras? En el Evangelio dice una y otra vez que debemos conocer y creer en Jesús para la salvación; que es necesario renacer para entrar en el reino de Dios; etc. La Iglesia Católica, que es la verdadera Iglesia de Cristo, igualmente ha definido dogmáticamente que todos los paganos (y los hindúes SÍ SON paganos) se condenarán si no se convierten a la fe católica. Le recomendamos que vea nuestro video: Fuera de la Iglesia Católica no hay absolutamente ninguna salvación – https://www.vaticanocatolico.com/fuera-de-la-iglesia-no-hay-salvacion/
Claro que se condenan si no se convierten. El punto es que un caso es quien conociendo al catolicismo -o sea a Cristo y demás- lo rechaza, pero qué pasa con aquel que nunca tuvo la oportunidad de saber nada sobre ello? Qué culpa tuvo? No es que lo rechace, es que nunca supo de nada. Porque si no hay ningún tipo de consideración en ciertos casos entonces Dios no sería misericordioso ni totalmente bueno.
Se le está olvidando algo muy importante y es que todo hombre (salvo Jesús y María) nacieron con el pecado original. Este pecado original, Dios ha revelado, que solamente se borra por el bautismo de agua, el sacramento que borra todo pecado, original y actual. Otra forma de verlo es considerar este hecho infalible: (1) Dios no manda cosas imposibles (de fide, Concilio de Trento); (2) Dios mandó que todo hombre debe renacer por el agua y el Espíritu para entrar en el reino de los cielos (Juan 3, 5; Mateo 28, 19; etc.); por lo tanto, (3) no es posible que alguien que es de buena voluntad y sincero de corazón sea dejado en ignorancia del conocimiento de Jesucristo y su Iglesia y morir sin el bautismo de agua. Afirmar lo contrario es blasfemar.
Will, por favor consulte el resto del material y aprenda qué es lo que enseña la Iglesia católica verdaderamente. Usted está muy equivocado y no podrá salvar su alma creyendo en esas herejías.
Sí, Monasterio, usted tiene la razón. Los que han muerto sin haber oído jamás del catolicismo […] están en el infierno. Esto es una verdad revelada, por lo tanto, dudar de ella es ciertamente una blasfemia.
Otro punto a tener en cuenta es que Dios, en su majestuosa omnisciencia, sabe cuál sería la reacción de aquellos que murieron sin conocer a la Iglesia -de absoluto rechazo-, con lo cual prefirió que los misioneros lleguen a otras lugares más fértiles, o donde el mayor número de conversos pueda lograrse.
En efecto, no es difícil imaginarse cómo reaccionarían ciertos idólatras hindúes o los adeptos de la religión tengrismo a las Buenas Nuevas. ¡Si todos los días vemos cómo los «católicos» más instruidos en la fe rechazan sin sonrojarse los dogmas más carísimos de nuestra sacrosanta religión!
Lamentablemente, el comentarista no tiene la fe católica ni temor de Dios. En su presunción y ceguedad, se atreve a calificar de inmisericorde a la Misericordia misma, por lo cual, en caridad y en interés de su salvación, hemos de decirle que a menos que se convierta, terminará en el infierno, por estar en rebelión contra la verdad.
Para quienes idolatran la razón y osan oponerla a la enseñanza infalible de la Iglesia (que no es la falsa contra-Iglesia del Vaticano II), es muy útil la siguiente cita de San Ignacio de Loyola, más precisamente la regla 13 de sus Ejercicios Espirituales:
«Debemos siempre tener, para en todo acertar, que lo blanco que yo veo creer que es negro, si la Iglesia jerárquica así lo determina, creyendo que entre Cristo nuestro Señor, esposo, y la Iglesia, su esposa, es el mismo espíritu que nos gobierna y rige para la salud de nuestras ánimas, porque por el mismo Espíritu y señor nuestro que dio los diez mandamientos es regida y gobernada nuestra santa madre Iglesia».
Quienes NO tuvieron acceso a la predicación de los Evangelios , Dios los juzgará segun aquellos Mandamientos que fueron grabados en sus corazones desde el momento de su concepcion .
¿Es decir que todos los pueblos que hubieron fuera de Israel antes del nacimiento de Jesucristo (privados totalmente de la creencia en Dios a no ser que tuvieran contactos con los hebreos), así como por ejemplo las gentes de la América (que hasta la gran odisea de Colón no pudo conectarse con la cristiandad), gran parte del África interior (que no pudo ser atravesada hasta el siglo XIX), del Asia y de la Oceanía antes de que misioneros pisen en ellas (o que lastimosamente fueran influidas por la herejía nestoriana u otras mas pérfidas) eran mala gente sin buena voluntad entre sus pueblos? Me asombra pues, la maldad que reinaba en todo el mundo antes de Jesucristo, Nuestro Salvador, maldad que no permitía que ni uno solo de estas gentes que no pudieron tener la revelación directa del Hijo de Dios pudiera ser salvado por Dios.
Esto es precisamente lo que el mismo Salvador dejó claro, que muy pocos se salvarán. ¿Por qué? Porque la mayoría prefiere seguir el camino ancho y espacioso que conduce a la condenación. Dios desea que todos los hombres se salven, pero no todos se salvarán porque fueron de mala voluntad y no quisieron obedecer los mandamientos de Dios. Por otra parte, si hubiese alguien de buena voluntad, Dios le daría las gracias para que recibiese la luz de la fe, ya sea por un misionero o incluso por métodos milagrosos (enviándole un ángel, por ejemplo). Hay incluso relatos de santos que fueron trasladados milagrosamente a partes de América para predicar y bautizar a personas sinceras antes del descubrimiento de Colón. Termino respondiendo con las palabras del santo apóstol Pablo en 2 Cor. 4, 3-4: «Si nuestro evangelio queda encubierto, es para los incrédulos, para los que se pierden, cuya inteligencia cegó el dios de este mundo, para que no brille en ellos la luz del Evangelio…».
Usted puede leer en gran detalle la doctrina católica sobre este tema en nuestro libro Fuera de la Iglesia Católica No Hay Absolutamente Ninguna Salvación
Dudar que todo ser creado haya tenido la oportunidad de salvación es contradecir a Dios mismo, la Soberbia de Lucifer hizo que se rebelara a las disposiciones de Dios, igual que hacen todos aquellos que se sienten en nivel Semidios para intentar cuestionarlo, no quieran entender desde el criterio humano a Dios, mejor apéguense a la Doctrina Católica si es que buscan la salvación del alma.